Frente al creciente y veloz pánico con que la delincuencia se expande, la respuesta del gobierno es lenta y poco prometedora en su obligación de protegernos en nuestra vida, honra y bienes.
No basta con fortalecer la fuerza pública, adquirir más cámaras, organizar algunos frente de seguridad, mientras no exista una dimensión absoluta de lo urgente que es el sentido común para protegernos.
En efecto, la premisa "Entre todos debemos cuidarnos" ha de ser el primer paso. Significa que hay que crear campañas de sensibilización para que nos tomemos momentos para conocer nuestro entorno y detectar lo sospechoso.
Significa que nos deben capacitar en lenguajes que permitan expresar, sin ponernos en riesgo, y avisar con el fin de prevenir y también disuadir.
Significa implantar aplicaciones y programas que nos faciliten denunciar y que la ciudadanía pueda al instante conocer esa información y prevenirse.
Significa que deben haber facilidades para adquirir sistemas de seguridad a bajo costo y por supuesto con la consiguiente información.
Significa que deben crearse estímulos para quienes somos capaces de inventar desde estrategias de seguridad, por ejemplo contra las extorsiones, hasta mecanismos sencillos pero efectivos a la hora de proteger nuestros bienes y por supuesto nuestra vida.
La activa participación de millones de ciudadanos en las políticas de seguridad son urgentes y son la única manera de hacer retroceder a la delincuencia.