"Y con ustedes, la Carranguerita", así anunciaron a Julieth Pesca el pasado domingo a las 10 de la noche en la plaza de Ginebra (Valle del Cauca), donde miles de personas estábamos reunidas en esa hermosa fiesta folclórica. La niña venía a dar el tercer concierto de la noche, había empezado en el coliseo, donde fue apoteósico el aplauso del selecto público, y antes de eso había estado en la muestra infantil del Festival del Mono Nuñez.
Esta chiquilla de solo 8 años fue puesta en el escenario por un guardaespaldas que la esperó hasta la quinta canción. Como siempre, enloqueció al público, realmente tiene un talento y un carisma envidiables, pero, a ver, ¿no se supone que es prohibido que los niños trabajen en Colombia?
Nos espanta ver a los habitantes de calle en los semáforos y en los trabajos de explotación de las galerías y por doquier, entonces ¿cuál es la diferencia con esta niña que a las 10 de la noche en vez de estar en la cama agotada por un día de muñecas, de río o de campo en las bellas montañas de su Boyacá, empezaba a enloquecer a las miles de personas que esperábamos escuchar la música?
Orgulloso de que La Carranguerita esté invitada en uno de los mejores festivales de Colombia, representando el talento y folclor de esta tierra. Muchos éxitos en el Encuentro Infantil y en la gran final del concurso que se vive en Ginebra. ¡Y qué viva Boyacá en el @MonoNunezFest! pic.twitter.com/2XP1odFunP
— Carlos Amaya (@CarlosAmayaR) 2 de junio de 2018
Confieso que soy fanática del reality La Voz Kids porque me encanta oír a los niños, por amor a la música, pero siempre me preocupa ver a los padres de los concursantes que se frustran más que los mismos niños. Mi temor es que se pierda la niñez y lo que ello implica, además en una de las más perjudiciales manifestaciones del asco actual de la sociedad, la competencia.
'Julia, Julia, Julia' de Jorge Velosa es interpretada a esta hora por 'La carranguerita', en la final del @MonoNunezFest #TravesíasDeBandola pic.twitter.com/4ywVzAFhBV
— Radio Nacional CO (@RadNalCo) 4 de junio de 2018
Aquí en Ginebra me di cuenta que era verdad: Caracol y los padres catapultan a esos niños a la fama, pero les entierran sus oportunidades de vivir la inocencia y la felicidad de la niñez.