Hubo una época en la que Jota Mario era el personaje más importante de Colombia. A su programa Muy buenos días iban hasta presidentes tan populares como Alvaro Uribe Vélez. Todos los canales se entrelazaban en la mañana para ver a Jota. Lamentablemente los últimos años para él fueron malísimos. Los colombianos simplemente le dimos la espalda. Las nuevas generaciones no supieron de su importancia. Jota Mario fue lo más importante que me pasó en la vida. Recuerdo las tardes de viernes y su Telesemana donde repasaba los movimientos de la televisión y ni hablar de Domingol donde gracias a él podíamos ver todos los goles de la jornada en directo en una época en donde no se pasaban partidos del torneo colombiano en la televisión abierta.
Jota salió por la puerta de atrás de RCN, una injusticia que a nadie pareció conmover. A Jota la sacaron prácticamente a los escobazos y le tocó hacer programas en su canal de Youtube. Lo terrible es que parece que a nadie le hizo falta. Él estaba amargado, triste. Tiene mucha vida todavía, muchas cosas que ofrecer, por eso RCN lo había llamado de vuelta para que insuflara su sabiduría a un canal que lleva año dando tumbos.
En redes las cosas que le dicen a Jota Mario son macabras, son horribles. Le desean impunemente la muerte, le sacan en cara su uribismo, sus posiciones políticas. Detrás de eso solo está la vil envidia. La horrenda envidia que le tenemos a los exitosos es lo que sale a relucir en esa cloaca que son las redes. Incluso hasta se atrevieron a matarlo. Maldita sea las Fake News.
Y, duélale a quien le duela, Jota se levantará como lo ha hecho otras veces de su lecho de enfermo y marcará una nueva historia en la televisión nacional. Él, como los grandes, está acostumbrado a lo imposible. Vamos Jota, te esperamos. Cállale la boca a los que hablan mal de ti, a los que negaron tu grandeza. Jota es eterno, como los cerros de Bogotá