¿Qué diferencia existe entre el suicidio y la inmolación?
El suicidio o la conducta suicida puede de algún modo entendida como el desenlace, producto de una alteración clínica del estado del ánimo que conlleva a ocasionarse la propia muerte. Dicho comportamiento también puede ser entendido como la inmolación; sin embargo para éste último su propósito cambia, ya que la inmolación tiene un fin más "elevado", una forma de redimir algún tipo de culpa o también un modo de resistencia.
Así como la práctica del Sepukku que consiste en sajarse el estómago con una Katana, las viudas Sati en la India que se arrojan al fuego para acompañar a sus esposos ya muertos, o los monjes bonzos del Tibet que se prenden fuego para resistirse a la posibilidad de que su cultura sea extinta por razones de orden política.
Por extrañas o lejanas que parezcan de nosotros este tipo de prácticas, al contrarío, podrían estar cada día más cerca de nuestras propias creencias.
“Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá, y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 16, 25)
Los Davinianos, la Orden del Templo Solar, la Verdad Suprema o la Puerta al Cielo (ver en internet) son algunos de los ejemplos de cómo las personas que por una causa supuestamente "elevada", se han ocasionado la muerte para expiar los pecados inventados por sus iglesias. Uno de los casos más reconocidos es el del reverendo Jim Jones (1978), dejando un saldo de 914 personas muertas por envenenamiento con cianuro, entre estas 200 menores de edad aproximadamente, quienes ingieren la sustancia administrada por sus propios padres. Lo curioso de la historia es que el Reverendo pese a que muere, no consumió el cianuro tal y como instruyó a sus fieles.
¿Y esto nos puede afectar a nosotros?
Aún no he encontrado literatura que de cuenta de casos parecidos en Colombia, pero siendo evidente la existencia de diferentes empresas que viven de la fe de los ¿incautos?, valdría la pena reflexionar.
Una persona pone por encima las necesidades de una empresa que sólo le entrena en prejuicios y no las de su familia, las de sus hijos; ¿no es acaso esto una inmolación que se paga a cuotas?