La infame explotación de la muerte de Legarda por parte de su familia y su novia

La infame explotación de la muerte de Legarda por parte de su familia y su novia

Los actos que precedieron al trágico fallecimiento del artista dejan ver que el dinero no solo corrompe el alma, sino que también envilece el corazón

Por: Fernando Botero Valencia
abril 26, 2019
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La infame explotación de la muerte de Legarda por parte de su familia y su novia
Foto: Instagram @legarda

Es vulgar, sencillamente abominable, repugnante.

Desde hace algún tiempo, parece que los valores y principios han entrado en crisis o más bien han hecho “metástasis”, en todos los sentidos y no solo en nuestro país.

En lo moral, lo social, lo económico —business corruptos—, lo político y hasta en lo religioso nada ni nadie está a salvo.

Da la impresión de que a la muerte de Fabio Legarda —joven youtuber y cantante de música urbana— ni su amada ni su familia le guardaron luto, ni tampoco tuvieron tiempo para hacer el duelo.

Entendiéndose que el luto es esa línea entre la ausencia y la tristeza, que se debe ejercer con pudor y en silencio, y el dolor es ese trance espiritual que debemos procesar ante la muerte de un ser querido, que transcurre entre la negación y finalmente la aceptación. Ambas se procesan íntimamente por todos los miembros de la familia, y claro, del ser amado si lo hay.

Luisa Fernanda W a los quince días de la muerte de su novio se pasó a vivir a otra vivienda y dijo en su momento —en sus radiantes y fulgorosas redes sociales— que “estaba muy pero muy feliz” en su nueva casa.

No ve uno dónde puede caber felicidad por el hecho de estar en una nueva casa, así sea de oro, cuando hace apenas pocos días falleció el ser amado. Acto seguido entró al gimnasio para “moldear mejor su cuerpo”, también en palabras suyas. Claro, supongo que lo hacía para hacer videos musicales pues había que aprovechar el boom que había por la muerte de Legarda. Las oportunidades hay que tomarlas cuando aparecen, ¿no?

No bien se habían llevado las cenizas de Lega para Atlanta, cuando ya Luisa Fernanda W encendió toda su maquinaria para hacer videos, aparecer en eventos, potenciar más sus redes sociales —en las que logró en los posteriores días a la muerte del cantante millones de seguidores—. De solo tres pasó in situ a diez millones de seguidores nuevos. Claro, el boom por la muerte de Legarda estaba al rojo vivo.

El público empezó a cuestionar la poca tristeza que se le notaba a la novia por su difunto amado en sus publicaciones y esto no pasaría de ser solo anecdótico de una persona que no entra en profunda “depre” por la muerte de su ser amado, sino es porque fue tan evidente que atrás había un interés puramente monetario de aprovechar “el momento”. Así lo interpretó la mayoría del público desde el principio, pues era como no dejar “enfriar” a la gente que aún estaba adolorida por la muerte del joven youtuber y cantante.

Siempre, siempre, los cantantes o personajes recién muertos son un buen negocio para su círculo más cerrado.

Y fue cuando llegó el run run de un video que sacaría Luisa Fernanda W con su equipo de amigos, del que hacía también parte Legarda. Esto provocó la santa ira e indignación de su papá Fabio Legarda, quien desde Atlanta, donde vive con su familia, hizo viral en redes su decepción, tristeza y molestia con su exnuera por “aprovecharse” de la imagen de su hijo, ya que en el video musical en cuestión solo le dedicaba unos poquísimos segundos al fallecido cantante y compositor.

Hasta yo me indigné. Y la gran mayoría del público que seguía el hilo de esta historia de vida se solidarizó con el papá de Legarda y “todos nos indignamos”.

Luisa Fernanda W reculó, se retractó de publicar el video y las aguas volvieron a la calma.

Pero ¡oh sorpresa!

Parece que también la familia de Legarda, con su papá Fabio a la cabeza —que es lo más obvio—, está aprovechando el boom por la muerte de su hijo y hermano famoso: empezaron a comercializar marca de ropa y accesorios. O sea, tanto Luisa Fernanda W como la propia familia de Legarda están lucrándose de su legado, su fama y su muerte, cuando las cenizas del youtuber y cantante aún están tibias.

Siempre he creído que la ofensa más grande contra un adversario es no parecerse a él o hacer lo mismo que hace nuestro enemigo. Eso lo enfurece.

Me impactó mucho ver a Fabio Legarda papá en la televisión cuando estaban velando a Lega. Sae tomó un momento y se acercó a los miles de fans de su hijo con gafas de sol, con un rictus donde se le veía mucho dolor —que sin duda fue auténtico— y diciéndoles unas palabras a los presentes, quienes lo aplaudieron. Era un padre sumido en el dolor pero muy sereno y ecuánime en sus palabras.

Esa imagen se me quedó grabada: ver a un padre que acaba de perder a su hijo trágicamente en actitud pausada, solemne, estoica y resignada.

La imagen que hubiera quedado para un enorme público como un decente ejemplo de dignidad, cordura y duelo se desvaneció como el humo ante esta afrenta a la memoria del ser amado que acaba de fallecer y que les está produciendo mucho dinero, replicando exactamente lo que su exnuera hace: generar dinero. Pero las cosas no paran ahí.

Daniela, la hermana menor de Legarda —que no pasa de diecisiete años—, está aprovechando también el boom de la muerte de su hermano: también lanzó sus propios productos con frases de su hermano famoso en camisetas y estuches para celular, entre otros accesorios. Además, se ha aparecido en eventos renombrados de música con atrevidos vestidos cuasitransparentes que hacen muy fácil que la gente la “escanee” y hasta murmure que no tiene ropa interior.

O sea, la muerte de un novio, hijo y hermano famoso —influenciador, youtuber, cantante y compositor de música urbana— convertida en un gran business, vitrina, plataforma y mucho $$$$, ¡Para todos alcanza! dirán ellos.

Uno entendería la actitud de Luisa Fernanda W, pues ni el papá ni las hermanas podrían obligarla a guardarle luto y duelo a su novio fallecido, como sea nadie puede saber qué tanto afecto y amor sentía por Legarda; pero que su propia familia pase de la indignación a la farándula y al beneficio económico a costa de la imagen de su ser querido sí es algo bajo, muy bajo.

Definitivamente los valores y principios en nuestro país sí entraron en crisis desde hace mucho tiempo. El dinero es ese dios que no solo corrompe el alma de nuestros dirigentes, sino que envilece el corazón de las familias.

Como dice el viejo refrán “el muerto al hoyo y el vivo al baile”, ni más ni menos.

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