Hace varias décadas cuando Fabio Echeverry era presidente de la ANDI acuñó una frase que se hizo célebre: a la economía le va bien y al país le va mal. Hoy parece ocurrir algo parecido en dos actividades relacionadas con el aparato productivo del país: la industria y las zonas francas, produciéndose una especie de paradoja por cuanto las cifras oficiales del Dane indican que la industria manufacturera entró en una recesión, pero por otro lado las llamadas zonas francas están alborozadas con sus resultados. Son muchos los analistas económicos que de tiempo atrás afirman que Colombia atraviesa por un prolongado periodo de desindustrialización, en lo cual coinciden especialistas como Jairo Parada, José Antonio Ocampo, Aurelio Suárez Montoya, Luis Fernando López con su estudio “transformación productiva en Colombia”, entre otros.
Según las cifras oficiales del Dane en el mes de febrero de 2017, 28 actividades productivas de la industria nacional tuvieron variaciones negativas y solo once fueron positivas; pero el último reporte de la misma fuente indica que al corte del mes de abril de 2017 ya son 32 las actividades industriales con variaciones negativas mientras solo 7 crecieron, cayendo la producción real de la industria en su conjunto en los primeros cuatro meses del año el 1,5% (cuando en igual periodo de 2016 había crecido 5,8%) y en el solo mes de abril pasado la caída fue de 6,8%; las ventas reales bajan 5,1% y el empleo merma 1,1%. Recaba el profesor Jairo Parada que “solo los sectores agroindustriales e industriales tienen los mayores eslabonamientos y complementariedades para generar procesos de desarrollo” en respuesta a la ministra Lacouture quien llamaba a fortalecer solo el agro y el turismo.
El pasado mes de mayo se realizó en Cartagena el Congreso Mundial de Zonas Francas, en el cual el presidente Juan Manuel Santos resaltó “las ventajas del régimen franco como instrumento de política industrial y desarrollo empresarial como polos de desarrollo que se necesitan”. Bruce Mac Master, presidente de la Andi, opinó que estas zonas francas “son la oportunidad para desarrollar una política industrial moderna y competitiva”. Alberga sectores tan disímiles como agroindustria, aparatos eléctricos, autopartes, servicios hospitalarios, industrias off shore, etc.
La Ministra de Comercio, industria y turismo, María Claudia Lacouture, informó en ese congreso mundial que existen en el país 69 zonas francas permanentes especiales uniempresariales, es decir, que no tienen que estar juntas en un mismo terreno y 42 zonas francas permanentes multiusuarios, que están en un mismo sitio, para un total de 111. La alta funcionaria recordó los beneficios que otorga el decreto 2147 de 2016 a dichas zonas francas: tarifa única sobre la renta de 20%, no se causan ni pagan tributos aduaneros (Iva y arancel) en las mercancías que se introduzcan a las zonas francas, posibilidad de exportar desde estas a terceros países y al mercado nacional, mercancías de origen extranjero introducidas a las zonas francas podrán permanecer en ellas indefinidamente; exención del Iva para materias primas, partes, insumos y bienes terminados que se vendan desde el territorio aduanero nacional a usuarios industriales de bienes o servicios de zonas francas o entre estos.
La primera zona franca del país se creó en Barranquilla en 1958 y era de carácter público, pero en 1994 (36 años después) fue entregada a un operador privado: ZF de Barranquilla S.A., la cual opera hoy otras 15 zonas francas en 7 departamentos, obteniendo ingresos en 2016 por $64.000 millones. Según César Caro Castellar, presidente de la empresa, manejan casi 5 millones de metros cuadrados, además una off shore (mar afuera) de 22 millones de metros cuadrados. Es dueña de la ZF Zofia de Galapa, Atlántico con 418.000 metros cuadrados. Fue la pionera en Colombia de las zonas francas y piensan renovarla y transformarla. Tienen concesiones portuarias, un terminal funcionando, otro por desarrollar, para exportar aceite de palma. La labor es ofrecer infraestructuras para atraer empresas nacionales y extranjeras. Construyen una minirefinería para derivados del petróleo y la ZF off shore del pozo Sirulo.
Por lo anotado anteriormente hay como una especie de contrasentido, el sector industrial, motor de la economía de los países que se han desarrollado, se encuentra no solo estancado en Colombia sino en franca recesión según cifras del Dane, lo que coincide con las políticas de libre comercio impuestas al país desde los años noventa; pero por el lado de las zonas francas la dicha no cabe. Son como dos mundos diferentes, pero el aspecto central es pugnar por un desarrollo manufacturero real por lo que se necesita “una agenda regional de política industrial” como lo plantea Jairo Parada.