Desde el 28 de abril de 2021 cientos de ciudadanos hemos salido a las calles a manifestarnos en contra de las nefastas acciones tomadas por el gobierno de Iván Duque. Aunque la mayoría de estas han sido de manera pacífica, los medios de comunicación al servicio de la oligarquía han desviado toda la atención a los casos aislados de vandalismo y han colocado a los manifestantes como criminales que deben ser castigados.
Así mismo, esta situación alimenta esa desastrosa memoria individual del colombiano, el cual desde su posición de privilegio decide ser pasivo ante la tensa situación social vigente, generando una fragmentación en la lucha por unas condiciones de vida justas para todos y no solo para aquellos que las puedan pagar.
Hasta el momento se han presentado más de 50 asesinatos a manos de la fuerza pública. Los videos en redes sociales han sido censurados y cada noche se convierte en incertidumbre para aquellos que regresamos a casa, pues aquellos que deberían velar por nuestra vida son quienes nos están matando. Todo esto debería ser un detonante para que muchas más personas salgan a exigir justicia real y acciones contundentes por parte de los mandatarios locales y nacionales; sin embargo, esa indiferencia mandatarial parece ser contagiosa a la ciudadanía, para quien al parecer la muerte se ha convertido en algo natural y rutinario.
Hoy las manifestaciones se concentran en puntos específicos, cuando debería ser en todas las ciudades. Lastimosamente, sectores privilegiados prefieren conservar su posición por temor a perder lo poco que tienen y en ese sentido se convierten en cómplices silenciosos de los horrores del Estado.
Es así como la indiferencia también es el enemigo a vencer, el cómo es la gran pregunta, ya que mientras siga reinando en los corazones de muchos ciudadanos la lucha será más larga y compleja más no imposible.
La invitación es a despojarnos de nuestra posición de privilegio y adoptar una pequeña palabra, pequeña en escritura, pero enorme en significado: empatía. Esta será la base para que la lucha por unas condiciones de vida digna no la hagamos unos cuantos, sino todos.
