“Al fin y al cabo, el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo”
—Eduardo Galeano
La importancia de las víctimas de violencia sexual está siendo puesta a prueba en el gobierno actual y los resultados han sido desastrosos. Con sorpresa y un poco de emoción encontré que uno de los más notables miembros de la cofradía de los profesores y a su vez acosadores sexuales me había bloqueado en Twitter, a decir verdad no sé ni cuándo ni por qué. Otro, por el contrario, le colocó un like a una publicación que hice en su contra, lo que me resultó propio de estas personalidades a las que poco les importa la crítica, ya que están seguras de que debido a su supremacía pueden cometer graves delitos y salir impunes.
Y es que no sería extraño que estos dos personajes (cercanos al actual presidente Petro) salgan “limpios” de las múltiples denuncias en su contra, las cuales no fueron realizadas solo por mujeres, sino también por hombres presuntamente acosados y violentados. Angélica Bernal Olarte[i] lo anticipaba en el artículo que escribió en Razón Pública en agosto de 2019. Ahí alertaba la intención del actual presidente de “instrumentar el feminismo[ii]”, haciendo referencia a su apoyo a la candidatura de Hollman Morris a la Alcaldía de Bogotá pese al desacuerdo expresado por miembros importantes de su movimiento como María Mercedes Maldonado y Ángela Robledo, debido particularmente a las tres denuncias que cursaban en contra del candidato por acoso sexual.
Lo anterior se ratificó en diciembre de 2021, cuando quien lideraba el Pacto Histórico enfrentó sin inmutarse la renuncia el mismo día de tres brillantes mujeres: Sara Tufano[iii], Juana Afanador[iv] y Cielo Rusinque[v]. “Me sometí a los procesos, a los filtros, fui víctima de todo tipo de agravios injustificados. No considero tener garantías en el proceso y las razones para no salir dañando, por ahora me las guardo”, manifestó disgustada Cielo Rusinque al presentar su dimisión. Sin embargo, tal parece que su silencio le valió para ser nombrada como directora del Departamento de Prosperidad Social, a pesar del interés de la vicepresidenta Francia Márquez en ocupar dicho cargo. La extrañeza de este nombramiento se vio aún más opacado por tratarse de quien había defendido de los delitos relacionados con violencia sexual a los amigos de Petro: Hollman Morris y Fabián Sanabria.
Y como si se tratara de “la gota que rebasó la copa”, el reciente nombramiento y la posterior declinación del también profesor Víctor de Currea-Lugo como embajador ante los Emiratos Árabes Unidos, pese a las denuncias realizadas hasta el momento por cinco de sus exestudiantes (una de las cuales era menor de edad cuando esto sucedió)[vi], ha despertado una progresiva indignación frente a la poca importancia que para el presidente Petro tienen las denuncias de las víctimas de violencia sexual al momento de elegir a sus funcionarios. Solo basta que sean amigas o amigos suyos para recibir la indulgencia.
Esta indignación creciente no ha sido solo alimentada por la indiferencia del presidente, sino también por la actitud de algunos periodistas, quienes en múltiples entrevistas realizadas al profesor De Currea-Lugo han incitado públicamente a las afectadas a revivir una y otra vez las dolorosas circunstancias que las llevaron a denunciar, valorando la veracidad de sus narrativas y haciendo las veces de jueces al expresar sus opiniones muchas veces en respaldo de los victimarios.
Alimenta también el descontento popular la descarada defensa de los agresores detrás de términos como el utilizado por Sanabria, quien en un tuit llamó al debate contra la “cancelación cultural”, invitando a quienes como él han sido acusados de delitos sexuales. Ahora bien, la llamada cultura de la cancelación es “una forma moderna de ostracismo o exclusión contra alguien que se considera que actuó o dijo algo de manera inaceptable. El individuo 'cancelado', generalmente una celebridad, puede ser rechazado socialmente o boicoteado profesionalmente[vii]”. Tal parece que en la invitación proferida por el catedrático hay un reconocimiento tácito de lo inaceptable de sus actuaciones, lo que lo ha llevado a un rechazo social que desafortunadamente aún no se ha reflejado en ejemplarizantes penas jurídicas en su contra.
A las denuncias que están saliendo a la luz de alumnas y alumnos en contra de profesores, se adhirió la de acoso sexual e incluso de “una red de trata de personas” en el lugar en que deberían encontrarse las más altas dignidades del país, el Congreso de la República. Esta fue realizada oportunistamente por el hoy exsenador Gustavo Bolívar. Sin embargo, según manifestó, por “encontrarse en algún sitio en el que no ha tenido acceso a internet”, que por publicaciones realizadas por él mismo se conoció que era Francia, no ha podido ampliar su denuncia en ninguna de las tres citaciones: la de la Fiscalía General de la Nación, ni las dos anteriores solicitadas por la Comisión de Ética del Senado y la Procuraduría General de la Nación[viii]. Pareciera que el posible candidato a la Alcaldía de Bogotá no hablará más del tema debido a su sorpresiva transformación de acusador a acusado cuando una periodista, sin dar nombres concretos de sus fuentes, aseguró que habría presionado a varias mujeres de manera sexual para “ubicarlas” en sus series[ix].
La violencia sexual es como un germen que ha contaminado todos los niveles de nuestra sociedad, aprovechándose del poder que ejerce el ofensor sobre su víctima. Es así como la Procuraduría General de la Nación anunció que tiene en su poder las declaraciones de seis uniformados que habrían abusado sexualmente en 2019 a una niña de 15 años perteneciente a la comunidad indígena nukak maku del departamento del Guaviare. Este sería apenas uno de los cuatro casos de menores indígenas violadas a manos de militares colombianos y extranjeros que se reportan semanalmente, según reveló una investigación adelantada por Univisión en esa zona del territorio colombiano[x].
Resulta más que plausible que en un país como Colombia (en el que la justicia para las víctimas de delitos sexuales pareciera quedarse en los estantes judiciales durmiendo el sueño de los “injustos”, en el que el presidente nombra sin consideración alguna a presuntos abusadores sexuales en cargos notables y en el que el poder es utilizado por depredadores para aprovecharse de sus víctimas) la sociedad al unísono “cancele” a todo aquel que vulnere a quien debe proteger por razón de su relación de superioridad. Hay que aceptar la invitación que en tal sentido hizo Ban Ki Moon, antiguo secretario general de las Naciones Unidas: “Rompe el silencio. Cuando seas testigo de la violencia contra las mujeres no te quedes de brazos cruzados. Actúa”.
[i] Politóloga, Ph. D. en Filosofía, investigadora y feminista, especialista en el estudio de mujeres y su relación con el poder político, la democracia y la ciudadanía, profesora del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.
[ii] Gustavo Petro o la instrumentalización del feminismo
[iii] Italocolombiana. Socióloga de la Universidad de París con una maestría en Sociología de la Universidad de São Paulo. Se ha especializado en el estudio del conflicto armado colombiano y de los procesos de paz desde una perspectiva histórica. Columnista de El Tiempo.
[iv] Socióloga, feminista, experta en infraestructura y territorio. Co-utora del libro Metro Elevado.
[v] Abogada constitucionalista con especialización en derecho constitucional y maestría en estudios políticos en la universidad Paris II (Francia). Es candidata a doctora en derecho constitucional.
[vi] Los testimonios de cinco víctimas de acoso de Víctor de Currea-Lugo
[vii] ¿Está la "cultura de la cancelación" acabando con el humor?
[viii] Gustavo Bolívar no asistió a la ampliación de la denuncia sobre trata de mujeres.
[ix] Acusan a Gustavo Bolívar de pedir favores sexuales a cambio de papeles en sus producciones
[x] ICBF verifica casos de violencia sexual contra niños indígenas en Guaviare