La India mística

La India mística

"Tantas cosas por hacer, tantos sitios que visitar, tanto color, es apabullante... Este país tiene 5 de 5 si de despertar los sentidos se trata"

Por: Silvia Sánchez Saladén
junio 11, 2021
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La India mística

He oído tantas historias sobra la India, que me es imposible no comparar la una con la otra; sin embargo, cada cual tiene su percepción de acuerdo a sus vivencias.

Hace poco más de un año regresé de mi viaje a la India. Aturdida, agotada y hasta un poco hastiada. Nunca me imaginé que después de tanto ruido, iba a llegar tanto silencio en pandemia, increíble. Este escrito lo llevo digiriendo desde mitad del viaje más o menos, hasta ahora, así que el tiempo de la narrativa será consecuente a lo que ya había escrito.

Aquí va mi versión de la India mística:

En este viaje, sorprendentemente no me ha llegado la inspiración de escribir, o tal vez, me ha dejado sin palabras. Me inclino más por la segunda opción; India me ha absorbido de tal manera que me cuesta recordar en qué día estamos, en cuál ciudad desperté y si acaté en decirle al camarero al ordenar la comida que “please, not spicy” (sin picante, por favor). En India se vive el presente, el aquí y el ahora, no hay de otra, no hay tiempo para divagar, ni despistarse; siempre alertas, siempre presentes.

Que cuidado con el tuk-tuk (mototaxi), que ojo con la vaca, que no vayas a pisar boñiga de algún animal, que no se te olvide regatear, que negar con la cabeza para los vendedores es asentir, que te percates de mirar a ambos lados al cruzar la calle porque se conduce por la derecha, que verdad que no se respetan los semáforos, que no se te olvide llevar tu papel higiénico al baño, recordar que en algunos sitios hay letrinas en vez de inodoros… en fin, la lista sigue y apenas vamos más o menos en el segundo día.

India es un país tan extenso y poblado, que a pesar de sus aproximadamente 1.300 millones de habitantes, y siendo el séptimo país más extenso del planeta, se siente la calidez humana en cada una de las personas que te topas en el camino, gente amable y servicial, alegre y sonriente por doquier, gran respeto hacia los animales, su devoción hacia sus más de 35 millones de dioses, por ser su religión el hinduismo, es asombroso como tienen un dios para todo, para el amor, para la suerte, para las artes, incluso tienen un dios para la fuerza – Hanuman (mitad hombre-mitad mono), ellos dicen que Superman es una copia de Hanuman, interesante versión.

Tantas cosas por hacer, tantos sitios que visitar, tanto color, es apabullante. Sus fuertes sabores, penetrantes olores, estridente bulla, definidos colores; sus camellos, vacas, micos, ratas, caballos en la calle, todo junto, India tiene 5 de 5 si de despertar los sentidos se trata.

Llegas a extrañar tanto el silencio, que pagarías por ello. De hecho empiezas a extrañar cosas que carecen de sentido en occidente.

Me percato de que escribí que pagaría por un poco de silencio… hoy, después de todo este tiempo de tanta perturbadora calma, reconsidero lo dicho y hago una nota mental recalcándome el poder de las palabras.

Aún tengo en mi alacena un poco del Masala tea que traje de India. Se me vienen a la mente muchos recuerdos, olores y sabores, que espero perduren mucho más tiempo del que pueda imaginar.

No sé por qué no había terminado de escribir este artículo, apelo ahora a mi buena memoria. Es curioso que este haya sido el único que he escrito en cuatro tiempos: durante el viaje, una vez aterricé en Colombia, en pandemia y ahora.

Quiero creer que tengo intactas las sensaciones, pero no es así, el tiempo pasa y hace de las suyas: olvido.

Se dice que hay varias etapas especiales del viaje: cuando se planea, cuando se está de viaje y cuando se disfrutan de los recuerdos. No hago mucho la primera, vivo intensamente la segunda, y de la tercera, es cuando generalmente, añoro repetirlo.

Cada viaje es tan especial y mágico, que pocas veces repito destino. Me gusta quedarme con esos sentimientos de gratitud, alegría, gozo y anhelo de la primera vez.

Se me hace difícil imaginar la India pospandemia; me cuesta creer en la “nueva normalidad” allá. A mi modo de ver, la gracia de India radica o radicaba precisamente en el tumulto de la gente, la falta de normas de bioseguridad, el desorden, obvio, sin demeritar el resto de las cosas.

Cada vez más agradezco a la vida haber conocido la India pre pandemia, no sé si la India vuelva a ser así como yo la viví después del COVID-19; no sé si algún día regrese; tal vez las cosas no hayan cambiado mucho allá, o quizás sí; quién sabe.

Ahora solo resta ponerse el cubreboca, untarse el gel desinfectante y salir a la aventura que es la vida misa.

¡Námaste!

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