Tantos estallidos de sobradez hasta hace una semana por parte del Gobierno Nacional en cabeza del Sr. Duque y el Ministro de salud Fernando Ruiz, a quienes se les hinchaba el pecho casi a reventar proclamando que el país estaba dispuesto y parado en puntitas para la llegada del coronavirus y hoy, que la desdicha atravesó nuestras fronteras y que ya tenemos varios casos de infectados en Colombia, nos salen con la noticia deprimente que los pacientes "se encuentran en cuidado supervisado", pero en sus casas... ¡Gran medida! EN SUS CASAS, un virus que ha matado cerca de 6.500 personas en el mundo y los incompetentes que controlan y regulan la salud en nuestro país, deciden que la mejor estrategia es enviar los pacientes para sus casas, es decir, para que vayan y contagien a todo el que se les cruce por el camino, justo cuando en otras naciones despliegan todo un operativo médico y científico para contener la propagación.
¿Quién entiende estas extremas medidas? Recordemos que mientras a los ciudadanos que cubiertos por todas unas maniobras mediáticas trajeron aparentemente sanos de Wuhan, fueron tenidos en cuarentena como seres alienígenas del área 51, a quienes están verdaderamente contagiados en el territorio nacional, los habilitan para ir a sus residencias bajo un escuálido seguimiento telefónico. ¿Esto es lo preparados que estábamos?
Aquí nuestro instinto propio de Colombianos, nos impulsa a pensar que el temible Covid-19 descobijó graves problemas que por décadas los caraduras gobernantes se han negado a aceptar, abordemos solo algunos: Empecemos por la salud, la cual hace tiempo se desplomó en lo más bajo, atrasado y cavernícola, los aportes de los trabajadores y empleadores quedan en manos de negociantes privados amigos del gobierno quienes con sus negaciones a la prestación del servicio en lugar de salvaguardar la vida de los pacientes, de forma apresurada nos muestran el camino hacia el panteón, y ahora, con la comparecencia del coronavirus y la congestión presentada en los hospitales y clínicas queda demostrado que la falta de personal médico, de citas, de camas, de infraestructura, de tecnología entre muchos otros, si era un problema que tarde que temprano iba a estallar, de allí que a los infortunados portadores del Covid-19 los tengan que despachar para sus casas y abandonarlos a su propia suerte.
En cuanto a la educación, al parecer el Covid-19 le hace ver a mamporrazos al presidente y a la Ministra de Educación lo que por años los maestros de Colombia y las comunidades educativas han venido denunciando. Después de muchos días de pensar en estrategias, decidieron que una de las formas de evitar contagios masivos en el país era suspendiendo las clases en las instituciones educativas y fomentar la utilización de recursos disponibles con acceso a la virtualidad y computadores, con planes individuales de ajustes razonables para estudiantes con discapacidad, con manejo del tiempo autónomo del estudiante, con motivación de los cuidadores de los niños, con diversidad de recursos accesibles, con prácticas pedagógicas flexibles, entre otras.
Según lo anterior, el Sr. Duque y la Ministra Angulo están plenamente convencidos que están dirigiendo el sistema educativo de Singapur, Finlandia, Corea del Sur o Japón y se les olvida que nuestro país se encuentra sumergido en brechas como acceso universal, canasta educativa, implementación de la jornada única, relaciones técnicas, infraestructura educativa y educación rural. No contento con lo anterior, adopta como medida para ofrecer garantías de salud pública a la comunidad, enviar a los docentes y directivos docentes a que disfruten de sus vacaciones, en qué cabeza medianamente sensata cabe que un ser humano en medio de una enfermedad epidémica a nivel mundial puede gozar del descanso que la ley otorga por vacaciones.
No es necesario ser apocalíptico, para atreverse a mencionar que el Covid-19 en el país puede despertar aún más, otros problemas sociales visibles como la pobreza, el desempleo, la discriminación, la desigualdad de clases, la delincuencia y otros en los cuales nos quieren involucrar ocasionando que el pánico social fecundado por el coronavirus siga desviando la atención de los escándalos de moda como las declaraciones de Aida Merlano, de la vergüenza internacional a la cual nos sometió el narcotraficante embajador en Uruguay, de la compra de votos del ñeñe Hernández para catapultar a Duque a la presidencia, o cualquier otra barbaridad y escándalo que esté por aparecer, pues recordemos que con Uribe y Duque la horrible noche parece que nunca terminará..
Mejor dicho, el Coronavirus ha logrado demostrar hasta la saciedad, que el gobierno nacional es más inútil que retrovisor de submarino y con Covid-19 o sin él, el país está infectado desde hace mucho tiempo del virus de la corrupción, de la indiferencia y de la injusticia social, y ese letal virus ha enviado más personas al cenotafio que la actual pandemia mundial.
