Partiendo del exultante cubrimiento que los medios de comunicación hicieron la semana previa al inicio de la copa del mundo, la cifra exagerada e insultante que se ha invertido en la remodelación de los estadios, en la adecuación de las calles, en la seguridad de cada una de las ciudades sedes, etc., se esperaba una ceremonia inaugural que correspondiera con la magnificencia del evento al que preludiaba e hiciera sopesar el conflicto social interno que atraviesan algunas ciudades importantes de Brasil.
Desde mi parecer, el acto cultural que servía de introducción al evento más importante del mundo, decepcionó a la mayoría de los espectadores que esperaban algo semejante a lo que se hizo en el 2002 en el mundial Korea-Japón o en el 2006 en Alemania. El evento fue predecible en todos sus aspectos ya que se esperaba que ´los cariocas’ mostraran gran parte de su riqueza cultural e histórica, así como su biodiversidad.
Personalmente apoyo la idea de estimular el cuidado, protección y preservación del medio ambiente y de los recursos naturales, así como la idea de utilizar el espacio y momento que mantenía la atención de todo el mundo para expresar dicho mensaje. Pero esperaba algo más, algo que verdadera cumpliera las expectativas de muchos y tuviera congruencia con la magnitud del Mundial de fútbol.
Expreso mi opinión porque tuve la oportunidad de ver los actos inaugurales del 2002, los de 2006 y el de los Juegos Olímpicos de Pekín en el 2008 y quedar en un estado de ‘catarsis’ debido a lo sorprendentes y maravillosas que resultaron. Asimismo, tengo la creencia de que cada evento categorizado, en estos casos, como mundial, debe superar en la mayoría de los aspectos o, mejor, en todos, al precedente.
Parece ser que mucha cultura, mucha arte, mucha tradición y poca parafernalia tecnológica no es bien recibida por el público de hoy, afectado gravemente por la sociedad globalizada en la que vivimos. En el mundo de hoy las artes, las letras bellas, la plasticidad y la cultura en general han sido relegadas a un tercer plano por el advenimiento de la sociedad tecnológica, la realidad virtual y la inteligencia artificial. Por eso pienso que no fue recibido con grandes aplausos y venias respetuosas el acto inaugural. Lo mismo ocurrió en Barranquilla en la ceremonia del Mundial Sub-20 realizado en Colombia en el 2011.
Una apología a la naturaleza, a la vida, a la cultura, tradiciones e historia de Brasil y de Sudamérica que fue calificada con silbatinas por el público congregado en el estadio …¿?, ni siquiera la interpretación entusiasta de la canción oficial del mundial realizada por J-lo y Pitbull cambió mi actitud – y la de muchos – insatisfecha y decepcionada; me pareció una presentación improvisada, sin armonía y en donde cada artista pretendía robarse el espectáculo.
Tal vez el propósito de los organizadores era la de dejar un mensaje social y ambiental que redundara en la concientización de todo el mundo sobre la necesidad de cuidar el planeta y la cultura de cada país, y no la de vender un espectáculo banal que gustara y embelesara a la gente, pero que careciera de sentido.