Recientemente los medios nos sorprendieron con las denuncias de Patricia Casas contra su exesposo Hollman Morris. A esa denuncia siguieron otras reclamaciones, en las cuales, al menos dos mujeres, señalaban a Morris de ser su acosador. Por un lado, María Antonia De la Torre afirma que él concejal, aprovechando una entrevista que ella le realizó en España, la besó a la fuerza y la manoseó. Por su parte, Lina Marcela Castillo ha declarado en medios que, cuando ella trabajó como parte del equipo de apoyo del concejal, fue víctima de diversas formas de acoso; señala además que él contribuía a generar un ambiente tóxico en ese contexto laboral, al hacer comentarios en los que se refería al físico y al vestuario de las mujeres que formaban su equipo de trabajo.
Sería imprudente de mi parte decir que el acusado es culpable, pues eso solo lo puede decidir un juez. Sin embargo, como lo hice en otra nota ciudadana, reitero mi solidaridad con las víctimas, ya que sé lo difícil que es hacer este tipo de denuncias, máximo cuando se trata de un personaje público tan importante. Ahora bien, más que referirme aquí a estas denuncias, quiero hablar sobre la inaceptable defensa que ha emprendido Morris en contra de sus denunciantes y de todo aquel que, a raíz de esto, le ha pedido que se retire de la contienda por la alcaldía. Señalaré además por qué me parece inconveniente su candidatura a la alcaldía de Bogotá.
La estrategia de defensa del hoy concejal emplea la falacia ad hominem, la cual consiste en desprestigiar al oponente sin refutar sus argumentos. Así, ante las denuncias ya mencionadas, algunas personas de la Colombia Humana han pedido a Morris que retire su candidatura, entre ellas se destacan los pronunciamientos de María Mercedes Maldonado y Ángela Robledo. Sin embargo, para rechazar estas exigencias, Morris acusa a estas dos líderes de usar la situación ya mencionada para dejar sin candidato a su partido, con lo cual le darían la ventaja al Partido Verde.
En principio, como es posible ver, lo que se le exige a Morris es por el bien del movimiento político en el que él milita, pues un acto de coherencia como el que reclaman Maldonado y Robledo fortalecería a La Colombia Humana. Sin embargo, él se sale de la discusión relativa a las denuncias para acusar a quienes piden que retire su candidatura de querer favorecer a sus oponentes en la contienda por Bogotá y obstaculizar las aspiraciones presidenciales de Gustavo Petro. Tal como lo señala en la entrevista dada a revista Semana, el 16 de febrero del presente año.
Por otro lado, el concejal emprende acciones legales en contra de De la Torre y Castillo afirmando que, dado que en ningún caso se había establecido una relación de subordinación, no puede probarse el acoso que las dos víctimas alegan haber sufrido. En este caso, debe señalarse que él afirma que Castillo nunca hizo parte de su equipo de apoyo, sino que su colaboración era voluntaria. Ahora bien, no desmiente los comentarios sexualizados hacia ella y otras mujeres que trabajaban con él. En cuanto a De la Torre, dice que siempre hubo un trato cordial, excepto por el inconveniente generado por una cuestión de créditos relacionada con una investigación periodística. Sin embargo, no niega en ningún momento la situación que De la Torre hizo pública, de hecho, en la entrevista dada a Vicky Dávila reconoce que sí pasó, pero dice que fue cuestión de tragos y le pide disculpas si ella lo entendió de otra manera.
Para contrarrestar las denuncias de Patricia Casas, Morris inventa un complot de sus enemigos políticos, quienes, según él, usan a su esposa para sacarlo de la contienda. Alude también a una venganza emprendida por parte de su exesposa, solo porque ella no acepta la separación. El concejal niega la violencia económica, que hace parte de las denuncias de Casas, sin embargo, no hace los mismo con las múltiples infidelidades que hacen parte de la denuncia. Debe señalarse aquí que en Colombia, desde 2015 la infidelidad como una forma de violencia intrafamiliar.
En cuanto a la inconveniencia de la candidatura de Morris, considero que esta resta credibilidad al discurso que han venido posicionando las fuerzas progresistas. Un discurso que promueve la justicia social y la transparencia no puede ser promulgado por un líder que arrastra con este tipo de denuncias. Pues tal situación sugeriría una gran incoherencia de parte de la izquierda que él cree representar. Como dice el viejo proverbio, la mujer del César no solo debe ser honesta sino parecerlo.
Por otro lado, tener un candidato como él haría que, durante la campaña, los medios y los otros candidatos se centren en estas denuncias. Un ejemplo de esto puede verse en la entrevista que Morris le concedió a Vanessa De la Torre, en Blu Radio. En este espacio, durante casi la mitad del tiempo, el concejal estuvo dando explicaciones sobre las denuncias de su exesposa. Es probable que dichas denuncias junto con las de las otras mujeres en su contra terminen opacando en estos espacios mediáticos los graves problemas de la ciudad.
