Colombia es un país que se ha acostumbrado a la guerra y a sus desplazados. Hoy en las ciudades se convive con un sentimiento de insensibilidad ante las consecuencias del conflicto armado, en el que un gran número de colombianos se vieron despojados de sus tierras y obligados a adaptarse a nuevos modos de vida en otras regiones.
En la Fundación Forjando Futuros nos hemos puesto a la tarea de explicar por qué todos los que no somos víctimas directas del conflicto debemos unirnos para pedir un proceso de restitución de tierras más rápido, transparente y justo:
- Los desplazamientos por despojo generan pobreza: se estima que más de un millón de personas fueron despojadas de sus tierras durante los 40 años de conflicto. Según datos de la Contraloría, el 82% de las familias que dejaron sus tierras perdieron su capacidad de generar ingresos y el 76% perdieron además todos sus bienes. Estos colombianos contaban con fuentes de ingresos en sus lugares de origen y se vieron obligados a dejar todo atrás, incluso sufriendo más de un desplazamiento. Todos ellos tienen derecho a la verdad, la justicia y la reparación enmarcado en el restablecimiento de derechos.
- Problemas de integración en las ciudades. Las grandes ciudades han tenido, y aun tienen, que enfrentar el reto de recibir y dar servicios a un gran número de despojados que han llegado buscando nuevas oportunidades. La población despojada, en su inmensa mayoría, acaba en barrios marginales en los que intentar reconstruir sus patrones culturales y padecen un síndrome de desarraigo que trae problemas urgentes en el deterioro de la calidad de la vida. La integración de estos grupos en el desarrollo de la ciudad supone un reto económico y social para los gobiernos locales y sus habitantes.
- Potencial del crecimiento del agro. La agricultura en Colombia tiene gran potencial y todavía falta por explotar el 75.9% de las tierras destinadas para esta actividad económica. La cifra de total de hectáreas despojadas asciende a 7 millones. Si se cumplen realmente los acuerdos agrarios firmados en las negociaciones de paz, se disminuirán los desplazamientos y abandono de tierras y se garantizará que estos tengan en el campo una fuente de ingresos que tendrá un impacto directo en la economía del país. Según la FAO (la organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), Colombia es uno de los cinco países más importantes para ser despensa mundial de alimentos por su ubicación y disponibilidad de tierras.