La importancia de los litigantes

La importancia de los litigantes

El litigante es el enlace indispensable entre el vivir del pueblo y la agencia judicial pero Colombia es el segundo país con más abogados del mundo. ¿Cantidad disminuye calidad?

Por: Ariel Alberto Quiroga Vides
febrero 10, 2020
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La importancia de los litigantes
Foto: Pixabay

Colombia es un país de abogados, los hay por montones. Somos el segundo país con más abogados del mundo, lo cual no es una cifra que me llene de orgullo, pues por lo general en las lógicas de mercado, la cantidad disminuye la calidad.

En la cadena alimenticia del Derecho, los colombianos tienden a colocar en la cima a los magistrados de las Altas Cortes, a los de los Tribunales de los departamentos y luego a los jueces según su jerarquía. En el último lugar se encuentran los abogado litigantes, aquellos pequeños mercaderes de plaza, que son señalados como necesitados de los honorarios, sudorosos y encorbatados que por lo general viven alcanzados económicamente.

La imagen del litigante en nuestro país, es la de aquel profesional que mientras logra ser contratado por alguna entidad pública, se dedica a la práctica del descarte, “el litigio”. Cuando me preguntan a que me dedico, digo con orgullo y casi altanera soberbia que soy litigante, pero esa actitud no es la misma de cientos de compañeros, que al ser confrontados con ese interrogante bajan la cabeza y mormullan “mientras tanto estoy litigando con unos negocitos ahí”. Que palabras tan lejanas a mi vocabulario.

Nos enseñaron que en la pirámide de las fuentes del Derecho, primero se encuentra la Constitución, Las leyes según su naturaleza, los Decretos, Resoluciones, y como criterio auxiliar primero y ahora obligatorio, el precedente constitucional y la doctrina legal probable.

No obstante, en mi ejercicio reivindicatorio, yo digo que la fuente dinámica y transformadora más importante del Derecho, son las demandas  y el sujeto que reviste mayor relevancia es el litigantes.

Es el abogado de confianza, quien traslada de la realidad social los problemas de los particulares, y con sus teorías, los coloca a discusión del aparato judicial, el que a su vez reiterará la línea argumentativa y decisoria jurisprudencial o la cambiará, todo en aras del trabajo persuasivo de aquel gladiador de traje, que con la espada del intelecto y la implacable oratoria, logra modificar los criterios de las altas Cortes en beneficio de sus clientes.

El litigante es el enlace indispensable, entre el vivir del pueblo y la agencia judicial, esta dignidad lo coloca en lo más alto y no en lo más bajo de la depredación jurídica.

Más allá de los laureles que arrojo sobre los abogados dedicados al litigio, debo hacer un mea culpa y reconocer, que la cantidad exorbitante de abogados que existe en el país ha jugado en dos vías, la primera, es que la abundante competencia genera que aquellos buenos juristas, que ven su profesión como el más excelso arte, se hayan vuelto mejores y grandes referentes en sus gremios nacionales y regionales, la segunda vía, la encarnan muchos que se comportan  burdos y con careta de leguleyos, mal hablados y mal vestidos, que implantan una línea coherente entre su aspecto y su praxis, por el segundo grupo pido perdón al país y los clientes, es mi deseo que las lógicas del mercado los castiguen fuertemente.

Pero volviendo al baño de cesares que pretendo usar como arma dignificante, entiendan que cada decisión de la Corte Suprema, el Consejo de Estado y la Corte Constitucional, se debe en gran medida a que un litigante no se conformó con lo existente, e insistió, hasta que con su labor le regaló mayor coherencia al Derecho practicado en Colombia.

Que sería de los hijos de crianza si un litigante no se hubiese arriesgado a solicitar una pensión de sobreviviente, a sabiendas que ellos no están incluidos en la Ley 100 de 1993 y en normas de otros regímenes pensionales, que sería de esos hijos si otro litigante no solicitara, que se incluyera en la sucesión abierta por la muerte del padre de crianza, conociendo que en el Código Civil no se les tiene en cuenta como herederos. Como seria la vida, si las aseguradoras con el cuentico de la reticencia, no se ganaran  su “tatequieto” por parte de la Corte Constitucional, porque algún litigante se le ocurrió demandar las sentencias de los jueces naturales por algún defecto de la providencia.  Ejemplos como los anteriores los hay por cientos, donde un litigante es quien se encarna como el héroe de la coherencia jurídica en el país.

Para terminar, deseo que los litigantes de Colombia entiendan la nobleza del encargo, y se comporten como enormes portadores del dinamismo jurídico.

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