Hemos escuchado decir que los animales son más educados que las personas. Independiente del afecto por los animales, la cuestión es por qué nos comportamos sin educación, aún teniendo grados y/o títulos académicos.
Bueno, la educación tiene como principio ese conjunto de habilidades y competencias que requiere una persona para “ser” en la sociedad. A propósito de cambios, toma fuerza un enfoque: la educación del ser, su conciencia, su pensamiento crítico. Esto es, la forma de observar e interpretar la vida y los acontecimientos.
De hecho, esto se ubica por encima de los conocimientos e información que posea. Dos personas pueden tener el mismo nivel académico y una actúa de forma corrupta, mientras la otra lo hace honestamente.
Entonces esa educación básica es la de los principios, la ética, los valores y el ser persona. Esto no debería estar relacionado con su raza, religión, orientación sexual, condición económica o nacionalidad por ejemplo.
Los tres soportes responsables de la educación son la sociedad, la familia y la escuela. Estudios han demostrado que la influencia en un 60% corresponde a la sociedad, sus costumbres, su cultura, lo que se consume, lo que se habla en las calles y hoy en las redes sociales. Un 30% es pertinente a la familia, el tiempo dedicado a los hijos, la definición y el respeto por las normas en casa, entre otros. Un 10% se enfoca en la escuela, o el colegio, donde la interacción con los profesores y los compañeros de estudio hace que se perfilen, se pulan, o desafíen esos valores en el futuro ciudadano.
Pues bien, sin desconocer otras variables importantes, la sociedad que tenemos es la responsable indirecta de personas que exigen sus derechos o no, son violentas o pacificas, apoyan la equidad o son constructores de la desigualdad, discriminan o toleran a los demás, permiten políticas implantadas sin importar las protestas de miles de ciudadanos en las calles.
Y a propósito de pospandemia, esta educación es relevante para afrontar los problemas. Si la sociedad en conjunto no hace valer su educación para cumplir deberes y exigir sus derechos, es inviable.
Por ejemplo, hacer cumplir los deberes de los gobernantes de turno requiere un pensamiento crítico, conocimiento y respeto. Deducir aquello que nos conviene como sociedad y no solo como individuos, requiere de un conocimiento por ejemplo en historia económica y política pero acompañado de acciones por demás éticas.
Todas las actuaciones de la sociedad son el ejemplo más influyente y más directo en las personas, especialmente en los niños y jóvenes. Tenemos así una rueda, una llanta que gira trayendo lo que ha recogido o aplastado por el camino.