Hace seis meses una amiga me contó que se había comprado una bicicleta para ir al trabajo, al principio pensé "¡Que peligro!, ¿y el sudor?, ¿y los carros?,". Un día en un trancón de esos que pasan los 45 minutos y el bus no avanza me tomé el tiempo de ver a todos los que pasaban en bicicleta, era muchos, y no solo eso, ellos iban a llegar a tiempo y yo no, ¡Que envidia!
Pasaron tres semanas más de trancones incansables y yo pegada a la ventana pensando: "Juemadre yo sé montar bici y miren ese montón de gente, si ellos pueden porqué yo no?". En el último trancón que me acuerdo llegué hora y media tarde a mi trabajo y ese domingo me fui para el centro decidida a comprarme una bicicleta.
El siguiente sábado en mi nueva bici hice la ruta hasta mi trabajo, 50 cuadras de recorrido, cero grave, un poquito de sudor y 25 minutos andando sin afanes. Desde el siguiente lunes no he llegado tarde ningún día, no me sofoco en un bus lleno de gente ni me preocupo por recargar la tarjeta del SITP, pero mi historia no es para contarles lo feliz que me hace ir en bicicleta, más bien me gustaría que tomen conciencia sobre la importancia de los ciclistas en la ciudad.
Soy consciente que el cambio de cultura es para todos, para el que decide irse en bicicleta, como yo, como para los conductores. No es fácil explicarle a una persona que las bicicletas son un medio de transporte como cualquier otro y que como tal se debe respetar. Por lo general los que van en automóvil no nos tienen en cuenta, nos ven y como si fuéramos invisibles o menos importantes se saltan cualquier norma de circulación.
En mi día no hace falta el que me pita porque piensa que yo debo frenar aún si llevo la vía, el que me adelanta y me cierra o el taxista que se detiene adelante a recoger pasajeros. Todo lo vivo con paciencia y prudencia porque sé que muchos aún no se acostumbran a compartir las vías con un medio de transporte mucho más amigable.
A los conductores los invito a respetar a los ciclistas como si fueran un vehículo más, a los ciclistas los invito a enseñar porqué de nada sirve pelear con un conductor que más adelante repita sus errores. Y a ustedes lectores los invito a reflexionar y a concientizar.
