Los que nunca fueron a Casa E no lo entienden. No sólo era esa casa con arquitectura futurísta de los años sesenta, era la atmósfera, era ver a Sandro Romero caminar mientras que esperaba a que su Condesa Sangrienta regresara a la vida desde su castillo en los bosques de Hungría, era Robinson Díaz paralizar de miedo a su público con La dama de negro, era divertirnos con Diego Trujillo y su Arte para pasar la tusa. Y después salir a tomar una cerveza y creer que en Bogotá, por más muertos, por más atracos, por más hostil que sea ,siempre tendrá un espacio para el teatro y por eso es un lugar maravilloso.
Pero no, en tiempos de COVID y Economía Naranja no hay lugar para los sueños. Alejandra Borrero, esa gloria de nuestra televisión, invirtió todos sus ahorros en un proyecto que duró 15 años y que sus amigos, ella y Bogotá lloran. Ella misma escogió la casa, armó los escenarios, la adecuó. Los dramaturgos bogotanos tenían su casa, esta casa que ahora dice Se Vende y nos rompe al corazón a todos y sobre todo a ella, a la gran Alejandra:
Sus amigos también la recuerdan:
Veo esto y me duele el corazón. Aquí pasé muchas horas de trabajo, muchas obras, muchas temporadas.En microteatro en sus salitas y en el enorme Arlequín.Hablo desde mi gratitud hacia esta bella Casa y hacia mucha gente con la que compartí y trabajé. Gracias @CasaEoficial pic.twitter.com/jwNrIUzycv
— Katherine Vélez H. (@KatherineVlez) September 1, 2020