“El hombre tiene ilusiones como el pájaro alas, eso es lo que lo sostiene”, decía Blaise Pascal. La ilusión es la esperanza de lograr algo con o sin fundamento, alcanzar una meta o que suceda algo que se anhela, persigue y se trabaja para su consecución, aunque las posibilidades que se concrete sean muy efímeras.
Ese al parecer es el destino de los colombianos: vivir de ilusión, es la excusa perfecta para no salir de nuestra zona de confort, para encontrar solución a los problemas que nos aquejan, estamos atentos a excusar nuestras malas decisiones y a actuar, vivir bajo un espejismo, percibiendo la realidad de manera distorsionada.
La acción violenta de Rusia contra Ucrania nos indigna, la condenamos con vehemencia, pedimos que se respete la libertad, soberanía y autodeterminación de los pueblos libres y soberanos; hacemos llamado a la paz, reconciliación y diálogo; ofrecemos apoyo humanitario, acompañamiento en temas de gestión migratoria y nutrición, pero en el ámbito local nos olvidamos que como sociedad estamos polarizados, llenos de rencores y odios, que miles de nuestros niños mueren por desnutrición, centenares de familias padecen los rigores de la guerra, gran cantidad de ciudadanos son condenados al destierro y despojo de sus tierras, pero no esto solo es un espejismo, nuestro país no debe preocuparse por problemas inexistentes.
Durante los años hemos mantenido una percepción distorsionada de la realidad en el transporte escolar, nos hemos creído la idea que este servicio es brindado con las plenas garantías, seguridad y estándares mínimos de calidad que exige la ley, pero, infortunadamente, la tragedia y pérdida de vidas inocentes nos despiertan y hacen que posemos los pies sobre la tierra.
La victoria de nuestra Selección Colombia al combinado sub-23 de Bolivia, eliminado, jugando por debajo de 3.600 metros de La Paz, nos acrecentó la euforia, la confianza y entusiasmo, al punto que ya vemos a nuestra selección en el mundial de Qatar, olvidándonos por completo la crisis de resultados, mal fútbol mostrado y los problemas gerenciales y administrativos de los órganos que administran el fútbol en el país.
Mejor servicio de salud, educación y guerra contra la corrupción es el discurso de moda, es la bandera de nuestros grandes líderes y gobernantes, es la fantasía con que nos quieren conquistar, pero como no se puede vivir de sueños, nos encontramos con la dura realidad de que nuestros hospitales y centros de salud padecen una grave crisis financiera y, por ende, no prestan un buen servicio, que el proceso de enseñanza y aprendizaje presenta falencia, no se cuenta con instalaciones adecuadas, tecnología y herramientas que garanticen una educación de calidad y eficiente, que la corrupción cada vez gana más espacio, que criminales se fugan de las cárceles, así como otros delinquen dentro de ellas o dentro de las instituciones del estado.
Así como lo expresó Gabo en El coronel no tiene quien le escriba, “La ilusión no se come, dijo ella; y en respuesta, el coronel expresó: no se come, pero alimenta”. Al parecer, los colombianos nos aferramos a la ilusión para apaciguar nuestras necesidades y remediar los problemas que azotan al país, estoy de acuerdo: la ilusión y la esperanza no se pueden perder, pero debemos tomar decisiones y medidas para lograr el bienestar, mejores condiciones de vida y oportunidades para nuestra gente, de lo contrario, estaremos condenados como el Coronel a esperar por algo que nunca llegó y nos fustiguemos como en la novela, donde la esposa le pregunta: "Dime, ¿qué comemos?", a lo que este, liberado, se arma de valor y le responde: "Mierda".