La igualdad es un derecho fundamental que se visibilizó con el Estado social de derecho en la Constitución de 1991, lo que genera una sociedad más justa, equitativa y con oportunidades para todos, ese es el deber ser.
Así pues, veo con asombro a los indígenas del Cauca marchando y reclamando más oportunidades para su etnia, ¿por qué? Porque ellos poseen garantías a doquier: tienen una justicia especial donde el delito más grave lo castigan con latigazos, tienen tierras extensas, tienen un presupuesto gigante para invertirlo en la salud, además de oportunidades educativas como ninguno.
¿O a quién de nosotros le regalan un centavo para la matrícula? En mi experiencia, en las universidades donde he cursado mis estudios no he recibido ni un solo peso, en cambio he presenciado que a las minorías les han hecho la devolución de pago de matrícula, dejando a un lado el sacrificio de cada estudiante para llegar a las metas.
Ahora bien, muchos de los que vivimos en Bogotá y nos toca presenciar estas marchas, protestas y manifestaciones por el derecho a la igualdad manifestamos que sería bueno que la justicia se aplicara en todos los sectores, esto con fundamento en este derecho de igualdad. Y cuando hablo de justicia, me refiero a darle a cada quien lo que se merece.
Con eso dicho, hago referencia a otra protesta que se vive en la capital desde hace quince días, más específicamente en el centro de Bogotá, donde un grupo de soldados retirados han bloqueado el paso vehicular en la carrera 8 con calle 12, pues se han visto afectados con fallos judiciales irrevocables que les han quitado sus prestaciones sociales y les han disminuido su pensión (puesto que no es una asignación de retiro, si fuera así tendrían derecho a las mismas partidas de los oficiales y suboficiales).
Estos héroes de la patria no tienen derecho a la igualdad entre iguales, que es como se predica la Constitución Nacional. Ellos han puesto su vida en riesgo como oficiales y suboficiales, pero no están en esa misma situación de régimen especial a la que otros pertenecen.
Retomando, lo de la minga indígena no es problema de este gobierno. Ellos tienen la seguridad que el Estado está obligado a asignarles y un presupuesto mayor al que se destina a otros grupos. No se necesita vivir en el Cauca para darse cuenta de que son un grupo privilegiado que vulnera el derecho a la igualdad y por lo tanto causa oposición en parte de la sociedad, puesto que se requiere este derecho para todos.
Los soldados y nosotros sus abogados litigantes que luchamos por sus derechos anhelamos un presupuesto inferior al de la minga para que de una vez por todas se les reconozcan algunos derechos. Sin embargo, parece imposible que, después de dar la vida en el batallar de veinte años, sean olvidados. Es injusto que los gobiernos sean tan generosos con los que tienen muchas oportunidades y no con quienes han luchado para preservar nuestra vida. De hecho, algunos han muerto esperando a que les sean cancelados sus derechos...
Anhelamos que ese derecho a la igualdad que nos tiene en zozobra con el paro del 21 de noviembre sea garantizados a todos.
