Hablar del pensamientos socrático es beber de la fuente inagotable de la sabiduría, manantial donde nace el amor por la dialéctica. Indudablemente, el maestro Sócrates nos dejó el legado del pensamiento libre, emancipado, conquistador de la razón humana, sin estereotipos de ninguna índole, un auténtico librepensador.
La decadencia moral en la cual estamos sumergidos, engullidos en el fango de los antivalores, nos exige retrotraernos para discernir el inmediato futuro que nos espera; en ese sentido, cobra vigencia los escritos que subsisten del que dijo "solo sé que nada sé", desde tiempo inmemorables retumba en las mentes como un cincel sobre los cerebros para despertar el sustento de la búsqueda de la sabiduría como piedra angular en el desarrollo del edificio de la construcción humana.
La idea de procurar formar ciudadanos de bien, virtud irrenunciable en Sócrates, nos permite sobreponernos a la deprimente pérdida de las ideas, desazón concebida por la vaguedad del pensamiento líquido, como lo llama Zygmunt Bauman. La fecundidad del ideario socrático nos revela el espíritu trascendente que inspira la acción justa.
Lo realmente importante es la forma como concebía la formación humana, sus diálogos, exquisita reflexión, prolífera para la creación de ideas y, en últimas, para adquirir conocimientos, hilvanando ideas y brotando sabiduría. ¡Viva la mayéutica!, permitiendo deslumbrar a sus interlocutores, upado siempre de una sobre cogedora humildad en su innegable erudición.
Basta repasar el desafortunado episodio donde ponen fin a su existencia, esa desgracia punto de quiebre de la humanidad, su discurso inmaculado fue arrollador, la decencia acompañada de la indeclinable lealtad a su pensamiento contribuyeron a su grandeza; imbatible con férreas convicciones prefirió perecer, que ser burla de la posteridad.
Lo que debemos emular de su ejemplar vida será el motor que propulse los cambios necesarios para vivir en una sociedad sostenida sobre el inquebrantable fundamento de la razón, esa debe ser lo que anime nuestro paso por la Tierra, el pensamiento racional, siendo menester crear arquetipos que contrasten con la rutilante decadencia de la sociedad actual.