Obvio, en esa época no era la W Radio, era la F.M, y Julio Sánchez, como viene pasando desde hace 25 años, mandaba en la radio nacional. En el año 2001 el suceso literario, cinematográfico y cultural de ese año fue la adaptación que hizo el cineasta Barbet Schoroeder, uno de los más importantes directores de Francia, se enamoró de la obra de Vallejo, La virgen de los sicarios. Una provocadora película en donde el alter ego de Vallejo se enamora perdidamente de un matoncillo de poca monta cuya única virtud es la de tener una cara perfecta.
En medio del escándalo se estrenó en Colombia. Uno de los más férreos críticos a la película y su moral fue el director de Diners, el periodista Germán Santamaría. Julio Sánchez lo invitó a su programa que se emitía en Bogotá y desde ahí llamaron a Vallejo a su casa en México, donde compartía su vida con el escenógrafo David Antón. Vallejo contestó la llamada y llovieron centellas, hubo un tremendo maremoto cuando deseó en público la muerte de Andrés Pastrana, entonces presidente de Colombia y le colgó el teléfono humillándolo como pocas veces ha sucedido en este país.
Este fue el momento: