En estos días he estado leyendo tres libros que se destacan por su diversidad estética y creativa.
Tres libros que reflejan ímpetu, arrojo y valentía al expresar. Es leer un país que hierve de múltiples maneras y que deja testimonios sensatos del momento. Todos alejados de los círculos literarios y sus míseras vanidades.
El primero, reúne los cuentos ganadores y finalistas de la VIII convocatoria del premio organizado por la Fundación La Cueva.
El segundo, se titula Voces en primera línea, hecho con urgencia y sin desespero. Presenta contenidos necesarios en una variedad de lenguajes y facturas. Reflejan las vivencias de ciudades en paro. La singularidad de esa iniciativa editorial, al igual que muchas de sus narraciones, fueron posibles ante una convocatoria que hicieron a comienzos de mayo de 2021, la Librería Expresión Eiva, la Fundación Crear Ciudad; Sic Samper Editorial, Oromo editorial y Ediciones El Silencio, de la ciudad de Cali.
El tercer libro es la Antología de la Red de Escritura Creativa Relata 2020, del Ministerio de Cultura. Reúne el trabajo de integrantes de más de sesenta talleres de escritura creativa de ciudades y pueblos de Colombia. Hay en esa antología cuentos, poemas, crónicas, capítulos de novelas, relatos que no pasan por los medios de comunicación y que constituyen las narrativas de un país complejo desde sus territorios. Brilla la riqueza de un lenguaje particular, regional, territorial, que reconoce el valor de un español que fue oral y se hizo letrado.
Tener la posibilidad de leer esas historias, generó una espontánea reflexión sobre la creación literaria, las estructuras, las formas, los lenguajes con los que un autor puede abordar sus procesos expresivos, las creaciones de contenidos y las estéticas que lo soportan.
El lenguaje carga también un tiempo, un espacio, lleva dudas y fracturas mentales. La edad de los autores podría corroboralo pero es más trascendental el momento en que se decide narrar que las décadas o épocas en las que podemos ubicar a los creadores.
Estos tres libros, son en buena medida, la posibilidad de leer y sentir en cada texto una confrontación estética que supera pretensiones del mercado, tendencias o cánones vigentes.
En "Voces en primera línea"más de 70 voces cuentan sobre un país que se ha levantado contra su Gobierno. Foto: Jahfrann
Son libros honestos, sin mayores pretensiones que dejar huella, cicatrices, si se quiere, como es el caso de Voces en primera línea, un libro que palpita dolores, clamores, desequilibrios sociales, injusticias, muertes, desapariciones y esperanzas. Son más de 70 voces que cuentan un país que se ha levantado contra su Gobierno. Al final del libro, hay una playlist titulada Música a prueba de balas, con más de 50 temas de un país que baila y canta, sin dejar de luchar.
Hay en esos tres libros la más clara opción narrativa.
El filósofo Walter Benjamin, pone a la figura del narrador en la cúspide, lo reconoce como aquel que construye la Historia. Estos relatos son su presencia.
Desde el libro de cuentos de La Cueva, quizá el texto más alinderado, hasta la antología de textos de Relata, están las capas creativas que se superponen para protegerse. No hay pretensiones de fama ni búsqueda de reconocimiento de la crítica (especializada, dicen), es el texto limpio, coherente, honesto ante un lector concebido para disfrutar de otras miradas.
Tres libros necesarios. Corren escenas de la historia cultural de territorios que asumieron la responsabilidad de contarse antes que ser contados.
Hay una metáfora de cada autor, es la lucha consigo mismo. Son historias que muestran una confrontación, la pugna de hacer algo memorable. El creador frente a su relato, frente a su deseo en la soledad que le confiere la autoridad de ser autor.
Hacen presencia en estos tres libros más de 100 autores, cuyo trabajo individual está expuesto al libre albedrío del lector, al azar de su encuentro. Tres libros que no reclaman nada, proponen. Una lectura que solo esconde el placer de la sorpresa.
CODA: El poeta de Santa Catalina de Alejandría, Rómulo Bustos Aguirre, cayó en el calificativo de “neutro” dado por el embajador de Colombia en España. Seguro no leyó el texto del poeta en la revista Abisinia de Argentina Este es un Gobierno que no lee, ahora es también “neutralizador” de escritores.
