El 18 de mayo de 2005, el entonces representante a la Cámara, Gustavo Petro, pronunció un discurso de 12 páginas durante un debate sobre la relación de la política y el paramilitarismo en Sucre, territorio donde hoy, casi dos décadas después, entregó Simba, la finca de paras donde nació la primera Convivir, Nuevo Amanecer, en el Departamento y que manejará una asociación integrada por 60 mujeres indígenas.
Las fincas Simba, con 850 hectáreas, Potosí con 389 hectáreas y La Laguna con 145 hectáreas, ubicadas entre Sincelejo y el Golfo de Morrosquillo, fueron escenario del paso de los paramilitares que protagonizaron las masacres de Macayepo y Chengue en la región de Montes de María según lo recordó el presidente Petro en su cuenta de X.
La finca de paras tiene especial significado porque allí nació Nuevo Amanecer, la primera Convivir del Departamento donde además se planeó la masacre de Pichilín que partió la vida del pueblo hace 23 años.
¿Quién ha escuchado hablar de Pichilin? Acá se perpetró la primera masacre paramilitar de Sucre, se orquestó en la finca Simba, que hoy la @activosSAE pone q disposición del campesinado, de la gente inocente y trabajadora para cambiar la historia, para que el pasado nunca más pic.twitter.com/HitgDnPXsa
— Daniel Rojas Medellin (@DanielRMed) March 20, 2024
El discurso del paramilitarismo en Sucre que catapultó a Petro
Lo cierto es que, en su discurso de 2005, como Representante a la Cámara, durante el debate sobre la relación de la política y el paramilitarismo en Sucre, Petro relató cómo en esa región limítrofe entre Sucre y Bolívar, concretamente en la carretera que conduce hacia San Onofre, el mar del Golfo de Morrosquillo y Cartagena, estaba Macayepo, considerado zona de guerrilla mientras que los paramilitares estaban en la Costa exportando cocaína.
En Macayepo, los paramilitares protagonizaron una de las primeras masacres, pero no la única porque habitantes de Chengue también corrieron la misma suerte. En Macayepo, dijo Petro en su discurso de congresista, que el 16 de octubre de 2000, los miembros de un grupo paramilitar asesinaron a 15 campesinos a garrote, piedra y machete, según lo había relatado el testigo paramilitar Jairo Antonio Castillo Peralta, exescolta de Joaquín García, ganadero de Sucre.
Petro presentó entonces como evidencia la publicación de la revista Semana del 31 de mayo de 2002 con los textos transcritos de la grabación de una conversación entre el senador de la República, Álvaro García Romero y el ganadero Joaquín García el 6 de octubre de 2000, diez días antes de la masacre de Macayepo.
Según la conversación, el entonces coronel Rodolfo Palomino había detenido el avance del paramilitarismo en Sucre, pero diez días antes de la masacre, fue cambiado por el coronel Norman Arango como lo había solicitado el ganadero García al senador Álvaro García Romero en su conversación.
En 2005, como Representante a la Cámara, Petro se refirió también en ese momento a las declaraciones del teniente de la Policía, Sergio Tovar Pulido, ante la Unidad de Derechos Humanos, identificó las voces del senador, el ganadero y consideró que en ella coordinaban una incursión de las autodefensas en la región de Macayepo y mencionó otros nombres de políticos regionales.
En Montes de María, en otra tierra del olvido, así fue la masacre de Chengue
El 17 de enero de 2001, otra tierra del olvido pasó a ser escenario de los orígenes de la violencia paramilitar en Montes de María cuando, durante las fiestas de corraleja en Sincelejo, sacaron de sus casas a los pobladores y asesinaron a 25 personas a golpes y con armas cortopunzantes en el corregimiento Chengue tras acusarlas de cooperar con la guerrilla.
Según el debate de Petro, pese a las alertas tempranas de la Defensoría del Pueblo, los paramilitares pasaron por las tierras que hoy como Presidente de la República está entregando a 60 mujeres indígenas de la zona y miembros de la Policía los dejaron pasar hacia el corregimiento sin avisar a los infantes de marina de la Armada que tenían a su cargo la vigilancia de la zona. Ningún Jefe de la Policía, servidor público o político como el senador fue sancionado excepto un general y unos coroneles de la Armada, que según se supo en el debate de Petro, fueron los únicos que intentaron actuar contra la masacre de Chengue.
Estos dolorosos episodios de violencia están recogidos en las Memorias de la Comisión de la Verdad.
Una segunda oportunidad le darán 60 mujeres indígenas a estas tierras
Las 1.384 hectáreas de extensión que tienen Simba, Potosí y La Laguna, las tres fincas compradas por la Agencia Nacional de Tierras (ANT) a la Sociedad de Activos Especiales (SAE), que las tenía entre sus activos incautados por haber terminado en propiedad de narcotraficantes y que recibirán 60 mujeres indígenas del pueblo Zenú y campesinos, tendrán una nueva oportunidad para cultivar y volver productivas estas tierras.
Ana Mercedes Pérez hace parte del pueblo Zenú en San Antonio de Palmito, Sucre. Lidera un proyecto piscícola en su parcela familiar, no tiene acceso al servicio de energía y debe usar una planta de combustible.
Tiene la esperanza de que su situación y la de estas tierras azotadas por la violencia, cambie después de que el Gobierno Nacional se las entregue formalmente a las 60 integrantes de la Asociación de Mujeres Indígenas Empoderadas de Palmito.
Además de testigos mudos, muchas de ellas fueron víctimas directas de la violencia paramilitar, el 80 % son madres cabeza de hogar y solo quieren pensar en sus emprendimientos con gallinas, peces y vacas y producir leche, carne, yuca, maíz, hortalizas para que la tierra siga siendo próspera y productiva.
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