Bogotá es una ciudad de historias y, aunque hay millones de personas que podrían contarlas, lo cierto es que sus edificios son los mejores narradores cuando se trata de hablar del pasado y del desarrollo de la ciudad. La Candelaria es el sitio perfecto para ello, es un lugar repleto de fachadas que hablan. Y el Edificio Pedro A. López, que se encuentra en este sector, también es un gran ejemplo. Su construcción no solo marcó un cambio en la arquitectura de Bogotá a principios del siglo XX, sino que ayudó al avance tecnológico, al ser el primer edificio con ascensor en Colombia.
Y es que, con su construcción, al país arribaron materiales nunca antes vistos, ornamentos dignos de una hotel 5 estrellas en los Estados Unidos, métodos de construcción adelantados a la época y, por supuesto, un estilo de arquitectura que nunca antes se había visto en la capital: el art déco. Y aunque para los arquitectos puristas de la época era sinónimo de frialdad, con el tiempo se convirtió en la imagen que replicaron otros edificios de la capital y en el centro de la economía colombiana, al ser la sede del Banco de la República por más de 40 años.
#ElDato 😱 La primera sede del @BancoRepublica, en el Edificio Pedro A. López 🏢, quedó plasmada en el reverso del billete 💵 de cinco pesos de 1927 ⏱ . ¿Sabía que fue construido entre 1919 y 1922? Así se veía 👇🏽 pic.twitter.com/YyzgqE1UKW
— Banco República 🇨🇴 (@BancoRepublica) July 3, 2021
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Pedro Aquilino López, el hombre de los millones
Para poder hablar del Edificio Pedro A. López, primero hay que mencionar al hombre que también llevaba ese mismo nombre. Pedro Aquilino López Medina nació en Bogotá el 4 de enero de 1857, en una familia que era reconocida en la ciudad, pero no tenía mucho dinero. Sus primeros años fueron de dificultades económicas, teniendo una educación bastante regular; pero a los 15 años decidió dejar la escuela y emprender una vida como comerciante, objetivo en el que su papá lo ayudó, brindándole tutorías en casa e inscribiéndolo a una escuela de administración.
En 1871, llegó su gran oportunidad en el mundo empresarial, después de que Silvestre Samper le ofreciera un trabajo en las primeras industrias del municipio de Honda, Tolima. Para el empresario, Pedro Aquilino trabajó durante varios años, pero la guerra entre su jefe y su hermano terminó por dejarlo sin trabajo y, entonces, aprovechó la situación para empezar a moverse como independiente, exportando pieles y café, y obteniendo renombre.
En el negocio del comercio exterior empezó a irle como viento en popa y empezó a acrecentar su fama como comerciante. La familia Samper volvió a unirse a él a finales de 1870 y estuvo con ellos durante 10 años; pero volvió al trabajo en solitario como vendedor de café, prestamista y socio de algunos otros empresarios de la región. En 1899, cuando inició la Guerra de los Mil Días, decidió irse a EE.UU., donde incrementó su fortuna, y con el fin del conflicto regresó al país como multimillonario, con la idea de crear empresas, entre ellas un banco.
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La construcción del primer edificio con ascensor en Colombia
Cuando Pedro Aquilino López retornó a Colombia a principios de 1900, en su mente estaba el firme objetivo de seguir multiplicando su dinero y por eso creó el Banco López. Para dicha empresa, el comerciante bogotano se hizo con un terreno de 3 mil metros cuadrados en el barrio la Catedral; pero lejos de seguir con el estilo colonial que se manejaba en la capital, quiso traer un pedazo de Nueva York a Bogotá, después de quedar maravillado con los enormes edificios neoclásicos que había visto en su estadía en Norteamérica.
Para cumplir con ese objetivo, López contrató al arquitecto estadounidense Robert Farrington, quien acababa de terminar el Gimnasio Moderno, y llamó a los hermanos Fred y Harold Ley para que hicieran el trabajo de construcción, que inició en 1919. Pedro Aquilino no escatimó en gastos, trajo las columnas desde Italia, las puertas y ventanas desde Estados Unidos, y el reloj central desde Suiza. Los decorados también fueron importados y era tal su obsesión porque fuera el mayor edificio jamás construido en Bogotá, que también importó un ascensor eléctrico, una tecnología que jamás se había visto en el país.
En 1924, se terminó la construcción del inmueble, en la que se utilizaron innovaciones en ingeniería como las estructuras de acero atornilladas y revestidas de concreto. Aun así, en el que fue el primer edificio con ascensor en Colombia empezó a funcionar el Banco López años atrás y allí fue donde logró hacerse como la entidad financiera más importante del país. Finalmente, Pedro Aquilino López logró su sueño; pero con tal mala suerte que invirtió hasta el último de sus centavos para cumplirlo.
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Edificio Pedro A. López, la sede del Ministerio de Agricultura que es patrimonio material de Bogotá
En 1923, el empresario bogotano se declaró en bancarrota y entonces le vendió el Edificio Pedro A. López al recién creado Banco de la República. En ese momento lo vendió por 500 mil pesos, monto que lo ayudó a equilibrar las pérdidas que le había dejado la construcción de esa misma edificación. Y desde ese momento, el inmueble se reafirmó como el punto más importante de la economía en el país. Mientras fue sede del banco, se tomaron allí las decisiones operacionales, directivas y hasta de carácter monetario de la entidad. Pero en 1958 fue vendido al Banco cafetero y, después, fue hasta la sede del Museo Nacional.
En la actualidad, el Edificio Pedro A. López es la sede del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, y de una oficina del Banco Davivienda. Es de los pocos edificios de antaño que se mantienen en pie, pues fue declarado patrimonio material de la ciudad de Bogotá en 1984. Ha sufrido algunos cambios en su interior; pero su fachada se mantiene intacta, incluso con el nombre del empresario que lo ideó y lo volvió el edificio más moderno para la época, en el primer edificio con ascensor en Colombia y con un estilo del primer mundo.
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