Los recuerdos son claros. aproximadamente hace 11 años la señora Cristina Herrera vivía en Palomino Guajira con su actual pareja; en ese tiempo tenían dos niños, una niña de tres años y un bebé de tres meces.
Su padre, era el dueño de la finca cafetera más grande de la región; allí cultivaban café y cacao. En la época de cosecha, su pareja de ese momento, su papá y ella se dirigían a la finca; él como recogedor y ella les cocinaba a los trabajadores. Un día llegó un grupo, que para la señora Cristina los veía y pensaba que eran soldados de Colombia, pero ahora sabe que no eran soldados.
Llegaron con un herido y llamaron a su señor padre, ya que era el patrón de la finca, le informaron que necesitaban comida, tenían varios días sin comer y que necesitaban un medicamento para el herido. Iban armados todos, su papá les dijo que ahí había gallinas, yuca, que agarraran lo que necesitaban y les entregó un botiquín. Ellos comenzaron a armar carpas, no dentro de la finca, pero si alrededor de ella; duraron aproximadamente ocho días y luego que ya el soldado que estaba herido mejoró se fueron.
No habían trascurrido tres horas de ellos haberse ido cuando llegó un grupo paramilitar, esos si los fueron reconocidos por la señora Cristina, sabían que ellos eran los que mandaban en el pueblo y estaban familiarizados con ellos. Los acusaron de ser colaboradores de la guerrilla, ahí fue donde se enteraron que en su casa estaba era la guerrilla; su padre les explicó y les dijo que simplemente ellos llegaron armados y simplemente colaboraron porque nos tocó, no porque queríamos.
Mas o menos tres días después su papá tuvo que bajar al pueblo, temprano porque iba a comprar víveres e iba por más medicina, eso fue temprano, alrededor de las 4: 00 a.m. se fueron. Como a las 3: 00 p.m. que se entregó almuerzo y ella se fue con su bebé a lavar al rio. Cuando ella estaba lavando se dio cuenta que salía una columna de humo, se le hizo raro, pues todavía no estaban en época de recolecta de café y pues era extraño eso. se subió a la loma a mirar y el humo salía de la casa de donde ellos vivían; muchísimos hombres se los llevaron amarrados de las manos, la pareja de Cristina también lo llevaban; la finca quedó en cenizas.
A ella le tocó salir con su bebé, duró alrededor de tres días caminando porque no encontraba el pueblo, cuando por fin se ubicó con el pueblo, su papá le dijo que se tenían que ir porque los estaban acusando de colaborar con la guerrilla
Salió desplazada hacia Riohacha, duró solo unos cuantos días; En Riohacha los estaban persiguiendo. Decidieron dirigir su rumbo a Cúcuta.
Se vio sola con dos niños pequeños, una situación fuerte, donde no conocía a nadie. Llegó con poco dinero, alquiló una pieza y le tocó vender por las calles dulces y agua. Lo más grande de la preocupación era el papá de sus hijos, no sabía nada de él, y con su papá se comunicaba por teléfono
Después de un tiempo consiguió estabilidad y económicamente cambió su vida, pero estaba muy preocupada por el papá de sus hijos, no sabía nada de él. Le tocó vivir con eso, seguir adelante y sacar mis hijos adelante.
Toda la situación por la que pasé me sirvió como experiencia, me dio las herramientas para crecer. No se trata de victimizar, se trata de formar su historia y hacer más fuerte
El anhelo de la señora Cristina es que sus hijos sigan estudiando, que puedan realizarse como persona y seres humanos felices; que no se queden y piensen que solo hay conflicto en la vida.
