Después de la segunda guerra mundial se configuró geopolíticamente el mundo en dos fuerzas políticas y económicas. Por un lado, los artífices del capitalismo moderno, los EE.UU, que simbolizaban según ellos la “libertad” y por el otro lado, la URSS ,que alardeaban de ser los representantes de las clases obreras. Al pasar el tiempo cada uno de estos bandos trató de canalizar en sus ejes de influencia más países y así construir sus bloques de poder. No obstante, al final del siglo XX, era evidente que la economía planificada de la URSS no estaba funcionando, así como el pivote de la “libertad” se había robustecido con las escuelas económicas keynesiana.
El neoliberalismo es una ideología que inicia con los postulados de la escuela clásica de la economía, es decir con los postulados de Adam Smith y David Ricardo en la que pregonaban la “libertad económica”. Sin embargo, con advenimiento de la escuela keynesiana y sobre todo con los errores propiciados por los neoclásicos que no pudieron contener la crisis de 1929, quedó atrás en aras de la política fiscal expansiva del keynesianismo a lo que se le va a llamar los 20 años gloriosos entre la postguerra y la crisis del petróleo en 1970.
En efecto, la primera escuela que contra argumentaba al keynesianismo fue la austriaca con el premio nobel Hayek. En segundo momento, la Monetarista con Friedman, quien concebía a la inflación como un problema exclusivo de política monetaria. Precisamente y dado que sería muy extenso la idea para desarrollarla, estas dos escuelas bajo el poder de Margaret de Thatcher en Inglaterra y Reagan en EE. UU como los Consensos de Washington y de Basilea van a recetar un compendio de medidas para restaurar el “orden” geopolítico del neoliberalismo en la década de 1980 pero sobre todo en la década de 1990 hasta el presente. En términos generales, el neoliberalismo es una ideología que propende porque el Estado no intervenga en el mercado sino para casos muy específicos como dijo Smith y se consagrara el mercado como un “dios” que dice qué es bueno y qué es malo, quien muere y quien no muere en aras de la “libertad económica”.
Sin embargo, los resultados han sido catastrófico y lo refleja la presente pandemia sobre todo en los países que no opinaron, sino que aplicaron el recetario entre ellos los de América Latina. Un ejemplo de ello, lo representa Colombia, quien inició su recetario en el año 1989 con el expresidente Gaviria cuando este era ministro del ex presidente Barco. Al pedir préstamos a entes multilaterales y estos al decirle que si querían los préstamos debían aplicar el recetario, el cual se desarrollaría cuando Gaviria es presidente en 1990 con el Plan de desarrollo denominado: Apertura Económica. Tuvo el respaldo jurídico de la Constitución de 1991, la cual es claramente neoliberal.
Los demás gobierno siguieron la receta. Samper privatiza la energía, Uribe fue el ponente de la privatización de la salud con la ley 100 de 1994 desarrollando las IPS y las EPS, en el 2001 Pastrana privatizó CARBOCOL, y Uribe privatizó TELECOM, EEB, ECOGAS. De igual modo, se inició, privatización de Ecopetrol y Santos con ISAGEN, lo cual ha provocado la extranjerización de las estructuras vitales del país así como la desregulación y liberalización con sus problemáticas con la tributación como la fuga de capitales. En el mismo sentido, el gobierno de Duque y su ministro de Hacienda Carrasquilla, de nuevo vendieron acciones de Ecopetrol, sin olvidar la reducción del gasto del gobierno como el aumento paulatino del IVA que pasó con Gaviria del 12% al 14% ,16% con Pastrana y con Santos al 19%, castigando aún más la calidad de vida de los colombianos.
Para terminar, ahora que nos enfrentamos a una pandemia, el gobierno en primer lugar primó el gran capital, como se pudo observar al ser unos de los últimos países de Latinoamérica en cerrar aeropuertos. De igual manera, en poner en cuarentena después que protestaron algunos alcaldes y cuando pregona “ quedemos en casa" más de la mitad de los pobladores viven informalmente y no pueden quedarse en su hogares. Sin olvidar que no hay camas para las proyecciones de muertes y contagios y sencillamente se lavan las manos con discursos nacionalistas y patrioteros que no tienen que ver con la realidad nacional. Es decir, un país pobre, con clases privilegiadas que se pueden quedar en casa y los pocos que trabajamos sustentamos un sistema de salud frágil, sin apoyo oportuno de los gobiernos colombianos sintonizado desde el neoliberalismo como política necrofilia.
