En la Guajira dicen que allí no se movía una sola piedra si él Hombre Marlboro no daba el permiso. Los buenos y los malos le hacían venía y sobre todo caso a Don Santa, como también le dicen a Samuel Santander Lópesierra, quien controlaba los movimientos que más dejaban plata en el caluroso y árido departamento: el contrabando, el narcotráfico y la corrupción política.
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Santa Lopesierra, recién liberado de una condena de 18 años en Estados Unidos por narcotráfico y vuelto noticia otra vez por al parecer haberle entregado más de $600 millones a Nicolás Petro para la campaña presidencial de su papá, se ganó el apodo de hombre Marlboro porque hace 30 años, cuando tenía la mitad de los 60 que hoy lleva encima, era el más grande contrabandista de los cigarrillos de la cajetilla de colores blanco y rojo. También contrabandeaba los más finos whiskys. La mercancía con la que se hizo zar del contrabando e inmensamente poderoso la movía en barco desde Aruba y Panamá y llegaba al puerto de Bahía Portete en la alta Guajira, donde la única voz que mandaba era la de los traquetos.
El hijo del comerciante Samuel Lopesierra Bernier, un gamonal político liberal de la Guajira, de quien heredó el interés por las curules, se hizo bachiller en el Liceo de Cervantes, uno de los mejores colegios de Barranquilla, desde donde su papá manejaba las bodegas de almacenamiento de mercancías en Maicao con las que se hizo rico. A mediados de los 80´s regresó de Estados Unidos graduado de economista de la South Illinois University.
El principal interés de su padre era verlo convertido en el súper político que él no logró ser. Pero en el camino se le torció. Aunque Samuel Lopesierra fue concejal en 1.986, diputado de la Guajira en 1.988 y elegido senador con una votación histórica que causó revuelo y sobre todo dudas, con más de 40 mil votos, el consentido de la familia, terminó convertido según versiones de varios bandidos condenados, en un temido narcotraficante, zar de contrabando, lavador de dinero, financiador de campañas políticas y presunto mentor político de los también condenados por asesinatos Kiko Gómez, exgobernador de La Guajira y el exparamilitar Marquitos Figueroa.
El hombre Marlboro, a quien también vincularon con el homicidio del conservador Álvaro Gómez Hurtado, volvió a ser noticia el 17 de agosto del año pasado cuando después de casi dos décadas de estar preso en Estados Unidos llegó a Barranquilla en el vuelo comercial 1553 de la aerolínea Jetblue. Un día antes la justicia norteamericana lo había liberado. Sus culpas como narcotraficante con los gringos quedaron saldadas.
Desde que salió de prisión, el hombre Marlboro mantuvo un bajo perfil, intentando recuperar con sus abogados parte de los casi 100 bienes que en 2005, en la Fiscalía de Mario Iguarán, le incautaron y que siguen en proceso de extinción de dominio en manos de la Sociedad de Activos Especiales. Bienes avaluados en más de 50 mil millones de pesos, entre los que hay centros comerciales, haciendas, apartamentos edificios y lujosas casas repartidas principalmente en Antioquia, La Guajira, San Andrés, Bolívar y Atlántico.
Su nombre volvió a sonar en mayo del año pasado, cuando después de confirmar que está detrás de la construcción de un proyecto político para Maicao y La Guajira, donde muchos lo ven como posible candidato para la alcaldía de Maicao, apoyó abiertamente la candidatura de Gustavo Petro, apoyo político que desde la cárcel también replicó su amigo exparamilitar Marquitos Figueroa, condenado a 30 años de prisión.
El apoyo de Lopesierrra y sus amistades peligrosas al proyecto de Petro, aunque generaron críticas, no le hicieron daño a la campaña; como sí lo están haciendo las últimas declaraciones de Day Vasquez, exesposa de Nicolás Petro, quien al parecer dolida tras la separación con el hijo del presidente dijo que su ex se había embolsado cientos de millones que Lopesierra habría puesto para la campaña presidencial.
Mientras que este escándalo estalla, sumado a la investigación que hoy adelanta la Fiscalía contra Nicolás y el hermano del presidente, Juan Fernando Petro, por presuntamente estar negociando la entrada a la paz total, regresó el silencio del hombre Marlboro, quien desde la sombra sigue buscando cumplir el sueño de su papá, ser el gamonal político de La Guajira, lo que no le queda difícil porque por aquellas tierras áridas y calurosas Santa Lopesierra sigue siendo tan poderoso como en los años 90´.