La historia de cómo la Cancillería le niega visa a mi esposa y hace negocio con la espera de otros

La historia de cómo la Cancillería le niega visa a mi esposa y hace negocio con la espera de otros

Lo que los colombianos hemos construido es una sociedad fallida donde no triunfa el que estudia o trabaja sino el pícaro, el ladrón, la tetona y el corrupto

Por: Felipe Szarruk
julio 12, 2023
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La historia de cómo la Cancillería le niega visa a mi esposa y hace negocio con la espera de otros

Colombia es un cancer, un estado fallido, Colombia es un bar en donde se bebe, se pelea, se asesina y se roba, nada más. Cuando uno pregunta a los compatriotas por algo bueno de Colombia, solo pueden decir cosas de la naturaleza: que la comida, que los sapitos y ranitas, que los mares, que las flores, como si nosotros hubiéramos hecho algo de eso.

Lo único que los colombianos hemos construido es una sociedad fallida y colapsada en donde todo, absolutamente todo es corrupto y en donde no triunfa el que estudia o el que trabaja sino el pícaro, el ladrón, el sicario, la tetona y el corrupto, todos acompañados de un ejercito de matones. Sobrevivir cada día es un milagro, pero el pecado más grande es que las personas siguen pensando que esto es “Encanto” y que una casita nace del suelo para hacernos felices.

La historia que les voy a contar nisiquiera es concebible, ni García Márquez pudo haberla escrito, siempre he pensado que Gabo no tenía merito alguno, la realidad de este país es tan macabra y tan de “realismo mágico” que quien la escribió como era ganó un Nobel, la historia que les voy a contar es sencillamente tan sorprendente y miserable al tiempo que si hago una película gano el Oscar a mejor guion y de repente me la compran para la serie distópica Black Mirror, que aborda temas de la miseria humana en medio de la tecnología actual.

Mi esposa es salvadoreña, sí, de ese país que ignorantemente los colombiano de hoy admiran, un país en donde las personas carecen de derechos y usted va a la cárcel por que sí, en donde la policía asesinó a mi hermano mientras trabajaba para el hoy presidente Bukele y apresaron a una banda de rock por tener tatuajes, otro país de chiste.

Mi esposa es de allá y yo tengo doble nacionalidad, pero esa es otra historia. Llevamos casados 20 años y somos padres de dos hijas colombianas, a la luz de la lógica, a la luz de los derechos humanos y de la constitución y de cualquier cosa, mi esposa no solo tiene derecho a estar en mi país, sino que ya debería tener la nacionalidad.

Pero no, este lote árido y oscuro llamado Colombia, el nido de corrupción más grande el planeta le ha negado la visa a mi esposa no solo una, sino varias veces solamente por robarse 50 dólares extra y hoy quieren más de tres millones de pesos.

Demandamos esto a través de varias tutelas, pero como los jueces acá se compran y la justicia es para los corruptos, la respuesta de uno de ellos fue “debe llenarse de paciencia” les pregunto ¿Usted estudia en una universidad en este país colapsado cinco años para responder una tutela con una frase como esa?

Hace tres años ya nos había sucedido, pero esa vez logramos que aceptaran el error. El modus operandi consiste en que la corrupta cancillería no recibe los papeles para el tramite de la visa sino por una plataforma digital, por una página web, cuando uno sube los papeles entonces paga 50 dólares por un “estudio” y después recibe un correo diciendo que el estudio es negado porque faltan papeles y se debe pagar de nuevo 50 dolares, esto lo pueden hacer una y otra vez.

Es algo así como sacar la cita para el pasaporte, nunca se puede, pero si pagas a un tramitador o a un corrupto la consiguen para el día siguiente. Bueno con la visa sucede algo parecido, hay tramitadores para esto, la Cancillería al parecer es corrupta.

En resumen, mi esposa no tiene visa y mientras gastábamos nuestras fuerzas interponiendo los recursos de defensa ciudadana como las tutelas que son otro triste adorno en la justicia nacional, entonces las negaron y ahora migración quiere tres millones y medio de pesos por una multa para que tengamos el derecho de volver a pagar los 50 dolares varias veces para que cuando por fin la acepten entonces toque pagar otro millón más por la visa y al menos 200 mil por la cédula de extranjería. Ese negocio me da asco, porque no entiendo porque los colombianos no pueden ganar dinero limpiamente sino todo tiene que ser robando a la gente honesta de este país.

Ah pero esperen, para mis hermanos venezolanos, de los cuales a muchos quiero demasiado, tengo muchos casi hermanos de Venezuela, solo les basta con registrase en el Registro Único de Migrantes Venezolanos y obtener el Permiso de Protección Temporal, que tiene una vigencia de 10 años, todo eso es gratis y con eso inmediatamente pueden acceder a la educación para sus hijos, ingresar a los programas sociales del estado, como Familias en Acción, Jóvenes en Acción o Ingreso Solidario, acceder a la atención en salud, solicitar la inclusión como migrante ante la ACNUR, acceder a servicios financieros como créditos, ahorros, pagos, transferencias y seguros y que genial.

Que genial, ojalá yo como colombiano tuviera esos beneficios, porque no tengo ninguno, no tengo trabajo, no tengo casa, no tengo dinero, nisiquiera tengo una visa para mi esposa ¿Por qué? Este país es un cancer para los que nacimos acá, la única forma de salir adelante y poder tener algo acá es convertirse en un corrupto, muchos de los delincuentes del Tren de Aragua y otros están en el país con mejor estatus que mi esposa, con más beneficios y con algunos subsidios y yo no ando robando ni matando, pero este es el Edén, este es el paraíso perdido, el Olimpo en donde nacen los dioses, los dioses patéticos y corruptos del planeta tierra.

Así que no, no estoy orgulloso como todos ustedes de nacer y ser parte de esta finca vacía en donde siempre se pierde, en donde el derecho es un adorno y en donde somos tratados como ciudadanos de quinta, porque acá primero están los corruptos, segundo los asesinos, tercero los animales, cuarto las minorías y de últimas las personas que solo quieren vivir y ser normales, Colombia fracaso en todo, en absolutamente todo.

Y mientras yo miro qué me toca hacer, si robar o sacar créditos, si llorar o solo resignarme para que a mi esposa le den una visa en este lote, los dejo con algunos de los triunfos de este país para que sigan levantando la cara orgullosos y gritando “a mí deme un aguardiente, ¡¡¡un aguardiente de caña!!!”

Colombia siempre estuvo entre los peores lugares del mundo en la era del covid, según un ranking que realizó Bloomberg con una puntuación de 48,1 y contrasta con naciones como Finlandia, Noruega y Australia, que lideran con un puntaje superior a 801.

Colombia tiene algunas de las universidades peor calificadas del planeta tierra, según los resultados de las pruebas Saber Pro, que evalúan las competencias de los estudiantes que están finalizando una carrera. Entre las 10 peores universidades se encuentran varias públicas como la Tecnológica del Chocó, la de La Guajira y la Popular del Cesar.

Es el país con peor reputación en la región, según un ranking del Reputation Institute, que mide la percepción que tienen los países del G8 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia) sobre aspectos como la calidad de vida, el nivel de desarrollo, la cultura y el gobierno.

Es el segundo país más corrupto del mundo, según el Índice de Percepción de la Corrupción 2021 de Transparencia Internacional, con una puntuación de 19 sobre 100, solo superado por Somalia con 12.

Es el país más desigual de América Latina y el séptimo más desigual del mundo, según el Índice de Desarrollo Humano 2020 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), con un coeficiente de Gini de 0,53.

Colombia tiene una tasa de pobreza monetaria del 42,5% y una tasa de pobreza extrema del 15,1%, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), lo que significa que más de 21 millones de personas viven con menos de $331.688 mensuales y más de 7 millones con menos de $145.004.

Es el tercer país más violento del mundo, según el Índice Global de Paz 2021 del Instituto para la Economía y la Paz, con una puntuación de 2,877 sobre 5, solo superado por Afganistán con 3,631 y Yemen con 3,147.

Es el segundo país más vulnerable al cambio climático en América Latina y el Caribe y el sexto más vulnerable del mundo, según el Índice Global de Riesgo Climático 2021 del Germanwatch, con una puntuación de 6,91 sobre 10, solo superado por Mozambique con 9,18, Zimbabue con 8,72, Bahamas con 8,15, Haití con 7,90 y Malawi con 7,55.

Tiene un bajo nivel de calidad y equidad en la educación básica y media, según los resultados de las pruebas PISA 2018 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en las que ocupó el puesto 57 entre 79 países en lectura, el puesto 58 en matemáticas y el puesto 59 en ciencias.

Tiene un bajo nivel de innovación y competitividad, según el Índice Global de Innovación 2021 de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), en el que ocupó el puesto 68 entre 132 países, con una puntuación de 32,54 sobre 100.

Tiene una alta prevalencia de trastornos mentales y una baja cobertura y calidad de los servicios de salud mental, según el Informe Mundial sobre la Salud Mental en la Pandemia COVID-19 del Instituto Lancet Psychiatry, en el que ocupó el puesto 21 entre 28 países en cuanto a la proporción de personas que reportaron síntomas depresivos o ansiosos durante la pandemia.

Tiene una grave situación de violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario, según el Informe Anual 2020/21 de Amnistía Internacional, en el que se documentaron casos de homicidios selectivos, masacres, desplazamientos forzados, amenazas, hostigamientos, detenciones arbitrarias y uso excesivo de la fuerza por parte de actores armados estatales y no estatales.

Tiene un nivel difícil de libertad de prensa, según el Índice Mundial de Libertad de Prensa 2021 de Reporteros Sin Fronteras (RSF), en el que ocupó el puesto 134 entre 180 países, con una puntuación de 40,11 sobre 100.

La corrupción es un problema grave en Colombia. Según un informe de la corporación Transparencia por Colombia, entre 2016 y 2020 se registraron 1.200 casos de corrupción en el país1. El 80% de los colombianos considera que la corrupción es el mayor problema del país.

Y sin embargo a pesar de todo, el positivismo tóxico es una enfermedad crónica que todos sufren: Colombia es el noveno país más feliz del mundo, según el Informe Mundial de la Felicidad 2021 de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN), con una puntuación de 6,49 sobre 10, solo superado por Finlandia con 7,84, Dinamarca con 7,62, Suiza con 7,57, Islandia con 7,55, Países Bajos con 7,46, Noruega con 7,27, Suecia con 7,07 y Luxemburgo con 7,06. Colombia tiene un alto nivel de apoyo social y generosidad.

Acá somos felices, bailamos, bebemos y reímos mientras nadamos en mierda.

Todo imbécil execrable, que no tiene en el mundo nada de que pueda enorgullecerse, se refugia en este último recurso, de vanagloriarse de la nación a que pertenece por casualidad.

 Arthur Schopenhauer

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