Yefferson Ospina ha pasado muchos años de los 35 que tiene leyendo, entrevistando y escribiendo de los grandes de la literatura, una de sus pasiones. Hoy el turno es para que lo lean, lo entrevisten y escriban sobre él y su obra que arrancó hace uno cuantos días con la publicación de su ópera prima: Las medidas del engaño, un libro de 229 páginas que termina siendo enigmático y abrumador, pero, sobre todo, tan entretenido que leerlo de una sola sentada resulta ser un entretenido paseo literario.
Lea también: Quiénes son los dueños de Random House y Planeta, las editoriales que más libros venden
La novela de Ospina tiene los ingredientes perfectos de realidad y fantasía. Están tan bien mezclados que logran una historia enigmática y sobrecogedora. Las medidas del engaño habla de un grupo de amigos que tras un reencuentro en el pueblo en el que vivieron su niñez se dan cuenta que la guerra entremezclada con la pobreza más las falsas promesas de un estado corrupto, elementos con los que siempre vivieron, son un engaño del sistema que les arrebató la inocencia y la fantasía de ser niños.
Sin que sea un libro biográfico o autobiográfico, Yefferson Ospina cuenta en su libro con varias técnicas narrativas como la primera y tercera persona, monólogo interno y el flujo de conciencia, algunas de las historias que vivió en su pueblo, Aguadas, en Caldas, cuando era un niño y un adolescente, que luego, con muchos años más encima, y ya como periodista, se convirtieron en historias que su mente de escritor le hicieron entender que deberían ser contadas, que el país debería conocer cómo se vivió la guerra paramilitar y guerrillera contra el estado desde las clases bajas, desde aquellos jóvenes que no tenían más opciones que irse para el ejercito como carne de caño de una guerra que siempre fue y ha sido un negocio absurdo que beneficiaba solo a unos cuantos poderosos y corruptos.
Esta primera novela de Ospina, editada y publicada por Penguin Random House, y que se presenta al público este martes en la librería Prólogo de Bogotá, también está cimentada en la experiencia del autor como periodista mientras cubrió durante muchos años para el diario El País de Cali, el conflicto armado, durante los años 90 y 2000, principalmente en el suroccidente de Colombia, que golpeó departamentos como Valle del Cauca, Cauca, Nariño, Putumayo, y el Eje Cafetero, lo cuales Ospina conoce muy bien.
Apenas esta novela, que fue finalista de XV Concurso Nacional de la Cámara de Comercio de Medellín, cayó en las manos de Natalia Iriarte, editora de Random House Colombia, no dejó ir. Según la crítica de la editora, con esta obra, Yefferson Ospina, quien tiene más sorpresas debajo del brazo, irrumpe con fuerza para darle voz a una generación, con la que también es posible encontrar, también, el sentir de un país. Ospina, quien actualmente hace un doctorado en literatura latinoamericana en la Universidad de Texas, en Estados Unidos, no solo ha sido periodista de conflicto, también ha cubierto cultura, ha trabajado como productor de contenidos, asesor de comunicaciones, y ha impulsado la literatura y otras artes desde la alcaldía de Cali, como líder de política pública y como coordinador de la red de bibliotecas públicas de la capital del Valle, que es como su segunda casa.