Ellos son unos vivarachos aprovechados porque explotan al máximo cada una de las marranadas del presidente para crecer en audiencia y obtener réditos en su labor. Resulta irónico que mientras digan que Uribe necesita de la guerra para sobrevivir políticamente, ellos necesiten de Uribe para poder mantenerse en audiencia.
Sin embargo, su trabajo, aunque fuera de lugar, es destacable. Se les aplaude que defiendan y eduquen al pueblo, pero hay que admitir que muchas de las cosas que hoy nos suceden como Estado se hubieran podido evitar si hubiéramos hecho la elección que el momento exigía.
Políticamente soy independiente, no me enmarco o endioso con ningún candidato, simplemente busco la mejor opción, sea quien sea. No obstante, admito que me ubico en la izquierda, pues pienso que merecen una oportunidad para gobernar, ya que toda la vida Colombia ha sido guiada por la derecha y tenemos bien claro cuáles son sus resultados. No creo en el centro, me parece un “arma de doble filo”. Y si un gobernante de izquierda llega a realizar un pésimo gobierno, preferiría declararme anarquista.
Antes de continuar quiero aclarar que no soy “petroñero”, “petrobeliver”, ni ninguno de esos calificativos de m… que se usan para quienes no optamos por la triste opción del voto en blanco, es más, si en las próximas elecciones sale alguien mejor que Petro (y no será Fajardo) pues simplemente voto por él y ya, solo soy barra brava de mi papá y de mi mamá.
Entrando en materia, recordemos lo que sucedió en la segunda vuelta de las presidenciales de 2014, estábamos entre Santos y Zuluaga. Confieso que voté por Santos en segunda, pero me sentí obligado, fue como si me hubieran puesto un arma en la sien, sin dudas es el voto más puerco que he realizado, ¡pero era lo que el momento pedía! Y miren los cuatro años de Uribe que nos ahorramos, ¿qué tal que lo que hoy se vive con Duque lo hubiéramos vivido con anticipación?, ¿cómo estaría el país? Es decir, cuatro años de Zuluaga y cuatro de Duque... Por eso no le perdono el papelón que hicieron en esa ocasión Robledo y Sergio Fajardo cuando invitaron a votar en blanco, pero no aprendieron y en 2018 hicieron lo mismo, por eso por ellos ni un voto más, claro, salvo que el tiempo lo exija.
Aparecen en la palestra nacional personajes como los periodistas de La Pulla, que basan su espacio en gran parte en críticas a los gobiernos de Uribe, Santos y Duque. Sin embargo, cuando hubo la oportunidad de darle una nueva visión a Colombia, a pocos días de la segunda vuelta, terminaron de opacar la imagen de quien en ese entonces era la mejor opción. Pero bueno, consiguieron lo que querían, mantuvieron su trabajo y quien les da vida se mantuvo en el poder.
Daniel Samper, cuyas columnas en Semana me parecen divertidas, también pisó en falso con su tibia postura. Vuelvo y repito, ¿qué nos estaríamos ahorrando hasta el sol de hoy? Este señor en la actualidad vive en el paraíso, ya que dado el tipo de columnas que redacta, ese personaje en la presidencia le ofrece desbordante material, pero el pueblo es el que sufre las consecuencias.
Ni qué decir de las vergonzosas posturas del Polo Democrático y de la Alianza Verde, qué oso tan grande, de unas proporciones gigantescas, que Colombia no debe acolitar y sí escupirles en sus rostros blanqueados su indiferente, infantil, berrinchoso y pechichon proceder. Es que da pena, el Polo aún no ha superado el hecho de que Gustavo Petro haya destapado la corrupción de los Moreno, es un rencor señorial de un partido que dice combatir a la corrupción.
Sin duda, la Alianza Verde resultó ser el comodín de Uribe en el 2018, pues aunque les moleste actuaron conforme a un caballo de Troya: allanaron el camino de quien dicen no estar de acuerdo y ayudaron a la campaña de propaganda negra y desacreditación hacía Gustavo Petro por titularlo de extremista. “Ni Duque, ni Petro”, vociferaban automáticamente. Y con ese panorama, uno se preguntaría: si no era Petro, ¿quién rayos pudo ser?, ¿una persona más preparada?, ¿una persona más decisiva?, ¿un personaje de talante entrón?, ¿acaso un genio?, ¿Uribe?...
Perdón, y miren a quién nos vendieron como la salvación, el alternativo, nada más y nada menos que Sergio “Cenicienta” Fajardo, un tipo que cuando habla ni se entiende él. Podrá ser muy bueno en su docencia, pero como político simplemente no sirve. ¿Se imaginan a este pobre hombre con su incapacidad para decidirse dirigiendo el rumbo del país? Fajardo es puro humo, pero ese fue el legado que nos dejaron nuestros amigos del verde y del voto en blanco: un país que se resquebraja y que va como barco sin timonel. Pudo más el orgullo y el ego de estos patriotas que a sabiendas de a quien promocionaban decidieron meternos a la fuerza a la mentira de Fajardo.