La hipocresía colombia: los fallos judiciales son buenos o malos dependiendo contra quien sean

La hipocresía colombia: los fallos judiciales son buenos o malos dependiendo contra quien sean

"Lo que nos afecta a nosotros o a nuestros amigos se constituye en un golpe a la democracia; pero lo que afecta a nuestros contrarios se respeta"

Por: JAIME CORREA
agosto 14, 2020
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La hipocresía colombia: los fallos judiciales son buenos o malos dependiendo contra quien sean
Foto: Instagram @alvarouribevelez

Últimamente estamos presenciando una tensión entre distintas fuerzas políticas sobre el tema de la separación de poderes, y el respeto y acatamiento a las decisiones judiciales; pero si analizamos en el tiempo encontramos que dependiendo de a quien afecta el fallo se cuestiona o se pide respetarlo y acatarlo.

Por ejemplo, cuando se decretó la nulidad de la elección de Mockus hubo manifestaciones contra la decisión, calificada de golpe a la democracia porque se trataba de un ciudadano ejemplar. Hoy es ejemplar quien se baja los pantalones ante un numeroso auditorio, quien le arroja un vaso de agua a la cara a un contendiente en pleno debate, quien utiliza la alcaldía de Bogotá como trampolín y quien renuncia a mitad de su mandato para lanzarse como candidato a la presidencia. ¡Cómo han evolucionado los valores! Y, claro, un ciudadano tan ejemplar tiene derecho a violar el régimen de inhabilidades, según sus amigos y simpatizantes y hasta la propia Procuraduría. Además, ¿quienes se manifestaron en contra de la decisión no estaban atacando la independencia de poderes?

Una de las funciones del procurador general es vigilar el cumplimiento de la Constitución. Sin embargo, solicitó que se le diera la personería jurídica al movimiento Colombia Humana porque había sido el segundo en votación en las elecciones presidenciales. Pues resulta que no es así, porque Petro no presentó su candidatura en nombre de ese partido, sino en nombre del movimiento Petro Presidente y lo hizo porque él sí reconoció tácitamente que su Colombia Humana no tenía derecho a la personería jurídica porque no participó en las elecciones parlamentarias, requisito establecido en el artículo 108 de la Carta Magna. Esto, al parecer, no es importante para el procurador. ¡Cómo han evolucionado los valores!

Cuando se le dictó auto de detención al gobernador de Antioquia hubo quienes lo calificaron de persecución política contra los gobernantes locales. ¿Recuerdan? No tengo nada contra Aníbal Gaviria, lamento su situación y deseo que logre demostrar su inocencia, pero en derecho. Algunas de las personas que rechazaron esta decisión judicial, ante el auto de detención contra Álvaro Uribe salieron a decir que nadie está por encima de la ley y que las decisiones judiciales se respetan. Entonces, ¿en qué quedamos? Lo que nos afecta a nosotros o a nuestros amigos se constituye en un golpe a la democracia; pero lo que afecta a nuestros contrarios se respeta. ¡Cómo han evolucionado los valores! Al igual que en en el caso del gobernador de Antioquia, lamento la situación del senador Uribe y como ser humano le deseo que pueda demostrar su inocencia, pero en derecho, no porque unos senadores, desde sus curules, pidan la cárcel, o porque otros pidan la libertad, o porque las encuestas y los cacerolazos los absuelvan o los condenen. Así no se administra justicia.

Capítulo aparte merece el periodismo. Noble labor cuando se ejerce con objetividad, con el ánimo de investigar y divulgar las investigaciones periodísticas, como debe ser. Pero cuando los periodistas asumen posiciones personales y se dedican a insultar, despotricar, condenar o absolver, desde su propio punto de vista, dejan de lado el verdadero sentido de su profesión. Usando las tribunas que les otorgan los medios de comunicación, pisotean el tan reclamado derecho a la libre expresión. Cuando un periodista se convierte en columnista o editorialista, que está en su derecho, deja de ser periodista.

Nuestro país tiene un grave problema cual es la corrupción, complementado, quién lo creyera, por el exceso de democracia. Así, tal cual. Por eso no se puede ejercer autoridad, se dificulta gobernar, todo se ha convertido en el libre desarrollo de la personalidad, a quien no le gusta un fallo se va y demanda al país en la CIDH. La tutela es de lo más violatorio al debido proceso, donde se adelantan procesos sumarios sin escuchar a la contraparte. Todo exceso es vicioso y nuestro país está colmado de excesos.

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