Una ilusión se refiere a una idea errónea que creamos de un estímulo externo. La poca claridad perceptiva (o confusión) y estados emocionales intensos son, por lo general, el ecosistema de las ilusiones.
Una ilusión o delusión, por ejemplo, es la falsa seguridad que existe en un avión a 15.000 metros de altura. El avión es seguro, la seguridad individual es una ilusión.
Otro ejemplo es la ilusión de democracia permanente en muchos Estados, esos de 20 años de gobierno con ilusión de oposición. En estos casos, y en todos, la ilusión tiene un sentido positivo para el iluso. Y es que esa es la magia de esa palabra.
Todas las ilusiones son positivas; hay ilusiones de amor, políticas, médicas, deportivas. Pero esta semana, mientras escuchaba reguetón en radio, pensé en la ilusión de la música. No en la ilusión romántica, en las canciones que unen, más bien en la falsa ilusión musical.
La ilusión musical, según lo anterior, debe tener confusión y estados emocionales intensos alrededor. Confunde y muchas personas extasiadas (estados emocionales intensos) la escuchan, quizá aplique y sea la ilusión principal que transmiten algunos artistas en el escenario a sus ilusos por estos días.
Hay una ilusión que permea a la música: la ilusión del mérito entendido como dinero y éxito. Y qué daño nos está haciendo.