Se sabía que la salida de Patricia Ariza del Ministerio de Cultura tenía esta motivación: buscar el apoyo del Partido Liberal de César Gaviria a las reformas de salud, laboral y pensional propuestas por el gobierno.
En estas circunstancias no tiene nada de raro ni es una entrega al neoliberalismo como aseguran algunos sectores del Pacto Histórico: “Es una concesión muy grave al neoliberalismo y al mercantilismo cultural. Con prudencia, sin irrespetar, sin fomentar rupturas de ninguna naturaleza el PCC debe fijar una posición clara, de principios de cara al programa del Pacto Histórico.”
Hay que tener en cuenta la relación de fuerzas en el Congreso para entender la movida de del Presidente Petro; no había otro camino para negociar las reformas conservando lo esencial de las mismas, a no ser que las retiren como ocurrió con la reforma política. Ahora la importante es saber cuáles son los aspectos sobresalientes que se están negociando.
En la salud, por ejemplo, las EPS, la atención primaria y preventiva, la tercerización, los contratos de prestación de servicios, las garantías de estabilidad laboral para los trabajadores de la salud y el manejo del dinero del Estado por medio de las ADRES. Ya está listo el 95% de la misma, según lo afirma el Presidente Petro.
En la reforma laboral, las horas extras nocturnas, los dominicales y festivos, los impactos para las Mipymes, (90% del tejido empresarial), el trabajo en casa y el teletrabajo, los contratos de prestación de servicios, la tercerización, el trabajo informal (60%), el servicio doméstico, y el servicio a domicilio de los “Rapitenderos”.
En la pensional ya rebajaron de cuatro a tres salarios mínimos para el Régimen público de Colpensiones, y de ahí en adelante para el Régimen de ahorros o el Régimen Privado, además del pilar solidario para aquellas personas mayores de 65 años que no alcanzaron a pensionarse.
Si estas reformas alcanzan a salir respetando el contenido esencial de las mismas no hay “una concesión muy grave” en la entrega del Ministerio de Cultura al Partido Liberal, ni razón para poner el grito en el cielo sin tener en cuenta la relación de fuerzas en el Congreso de la República.
Y lo más importante, de estas reformas depende la sostenibilidad y gobernabilidad del Gobierno y el avance en las elecciones de octubre y en las presidenciales del 2026.
“París bien vale una misa”, como dicen que dijo Enrique IV cuando se cambió del protestantismo al catolicismo para poder ser Rey de Francia; el Ministerio de Cultura bien vale la pena para poder continuar agitando las realizaciones del Gobierno y no tener que salir con el proyecto fracasado del primer gobierno progresista del país.
Es más, “la posición de principios de cara al Programa del Pacto Histórico”, confunde las propuestas generales del Pacto con las realizaciones concretas del Gobierno, que están sujetas a la correlación de fuerzas en el congreso, y que por lo tanto tiene que ajustarse a las negociaciones y acuerdos con las bancadas de los partidos tradicionales.
Es el fondo real del asunto. El Ministerio de Cultura, siendo importante, no supera la necesidad de sacar adelante lo fundamental de las reformas de salud, trabajo y pensiones, que son la base para continuar con los cambios en el campo y el espacio político para sacar adelante las negociaciones de paz con el ELN y con los grupos de las Farc que continúan haciendo la guerra.
Lamentablemente la reforma política se hundió; el gobierno tuvo que retirarla porque los orangutanes la habían convertido en un elefante blanco y ya no había sujeto para negociar; aunque significó el primer golpe de la derecha aún queda tiempo para sacarla en este gobierno, y para continuar con la reforma rural y las negociaciones de paz, lo que daría oxígeno para las elecciones de octubre y para las presidenciales del 2026.
El movimiento democrático y concretamente el Pacto Histórico deben entender la movida del Presidente Petro para poder darle gobernabilidad y posibilidad de continuar como el primer gobierno de izquierda en Colombia.
Gobernar no es solamente un problema de buenas intenciones; es un problema de relación de fuerzas, y mucho más cuando el poder real lo tienen los gremios económicos y los medios de comunicación de la derecha; un problema no solamente de relación fuerzas en el Congreso sino también de organización, movilización y conciencia política de los sectores populares.
De manera que hay bajar de la nube y pisar el terreno firme del movimiento real si queremos ubicarnos en el contexto político para avanzar en la democratización del estado, la economía y de la sociedad colombiana.
¿Qué otra propuesta para la situación política del momento? ¿Qué otra oferta teniendo en cuenta la participación en las movilizaciones de febrero y marzo de este año?
Se trata de acumular fuerzas, de organizar y unir a la izquierda, de avanzar en las elecciones de octubre; si el Gobierno logra ganar el año aunque sea con notas bajas en las calificaciones, las condiciones del 2024 podrían ser distintas con la Reforma tributaria y con el crecimiento de la economía para afianzar la gobernabilidad.
Ahora estamos en el año más duro de la transición democrática; si logramos ganar el año con las reformas de la salud, el trabajo y las pensiones, y avanzar en la reforma agraria y en la paz total, el primer gobierno progresista tendrá el futuro abierto para las nuevas generaciones. De ese tamaño es el compromiso.