El último gran evento público de Mario Vargas Llosa fue hace dos años con su ingreso a la Academia Francesa, el primero de habla inglesa. Pronunció un discurso culto en francés, se dio un reencuentro con la familia, sus tres hijos, después de su estruendoso romane otoñal con Isabel Preysler y estuvo rodeado de su esposa Patricia Llosa.
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Entrar a la Academia Francesa es el máximo homenaje que se ha hecho a un escritor de habla hispana. Su despedida a la carrera literaria fue en 2023 con la publicación de su última novela Le dedico mi silencio; ya entonces se registró su declinar físico y su decisión de dejar Madrid donde vivía, pero sin desprenderse de su Perú, presente siempre en su literatura y regresar a Lima donde murió el pasado 13 de abril.
Sus 20 novelas, cientos de ensayos y columnas de opinión que empezó a escribir desde los 25 años han dejado también, además del legado literario, un importante patrimonio que se calcula en 10 millones de euros que le permitió vivir holgadamente en un cómodo dúplex en Madrid desde donde viajaba con frecuencia al Perú y a otros destinos.
Desde que publicó su primer libro, la colección de cuentos titulada Los perros, en 1959, Vargas Llosa no paró de vender. La editorial Alfaguara que desde hace 10 años forma parte de la gran multinacional Penguin Random House tiene la totalidad de los derechos de autor y le ha reconocido un millón de euros a sus últimas novelas como adelanto sobre su proyecto editorial. La Agencia Literaria Balcells, fundada por la catalana Carmen Balcells, le ha manejado comercialmente su obra, igual que la de Gabriel García Márquez y de muchos de los autores del Boom latinoamericano cuyos herederos siguen recibiendo las regalías como será en el caso de Vargas Llosa.
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Era un columnista regular del periódico global El País, el más importante de habla hispanoamericana por la que recibía 200 mil euros al año. Los conservatorios, en las universidades más prestigiosas del mundo y las conferencias le daban unos 700 mil euros al año. Mario Vargas Llosa, un escritor prolijo que dejó una huella en el mundo literario, pero también mostró que la buena escritura es una fuente de riqueza, como ocurrió con Gabriel García Márquez cuya patrimonio, cuando falleció el 17 de abril de 2014, alcanzaba los 10 millones de dólares según Celebrity Net worth que fue heredado por sus hijos Gonzalo y Rodrigo.
Con el peruano se ha ido el último de los escritores del llamado Boom de los años 60 y 70 que la llevaron a la universalidad la literatura latinoamericana con Barcelona como epicentro editorial.