Los jóvenes, desde siempre, han sido objeto del escarnio publico. Carl Sagan, en su libro , El Mundo y Sus Demonios afirma "todas las generaciones se preocupan por la decadencia de los niveles educativos" y dice que en Sumeria, hace unos 4.000 mil años, se lamentaban de que sus jóvenes fueran más ignorantes que la generación precedente.
Tal preocupación no parece haber cambiado. Los tumultos que produjo la llegada del youtuber Germán Garmendia hace dos semanas no son la excepción. Las histéricas masas de adolescentes develaron una nueva realidad: el poder de convocatoria de estos muchachos y el alcance de las nuevas tecnologías como un fenómeno digno de estudios sociológicos.
El artículo de Juliana Robles tiene unos puntos valiosos para rescatar y dar aportes a la discusión. Por un lado, es verdad que cada generación tiene sus ídolos y sus histerias colectivas y que nadie ha sido ajeno a ellas, bien sea para unirse a la locura o bien para criticar. Los Beatles en los puritanos Estados Unidos de los 1960 decían que eran más populares que Jesús; Menudo causaba furor entre las adolescentes y dolores de cabeza a sus madres a principios de los 1980. En el 2016, padres con caras largas y preadolescentes con rostros de ansiedad parecen repetir un patrón ya conocido.
Mi autor favorito, Fernando Vallejo, afirma que "la herejía de hoy sera la ortodoxia de mañana". No nos olvidemos que el libro creado en la imprenta de tipos móviles es en sí un invento relativamente reciente. Su surgimiento también creó una histeria y unos escenarios de control. Le debemos a Gutenberg, indirectamente, La Reforma Protestante y con ella la Ilustración, la Revolución Francesa y la Independencia de los EE.UU. así como el Index, documento creado por la Contrarreforma católica para prohibir la lectura de libros considerados peligrosos. Independientemente del punto de vista de cada quien ¿cómo hubiera sido la Historia Mundial de no ser por esta innovación tecnológica? ¿qué pensaron los amanuenses del siglo XVI cuando las imprentas inundaron de libros a una Europa ávida de poder, riqueza y sabiduría? ¿será que en 30 años el youtuber será una figura clave en la educación y en la formación de imaginarios colectivos, tan respetables como los columnistas y los ahora llamados "lideres de opinión"? Así como la iglesia Católica del siglo XVI creó el Index de libros ¿se justificaría crear un Index versión siglo XXI pero esta vez de youtubers que desvíen a la juventud hacia la decadencia?
Juliana afirma que los libros que le recomiendan en el colegio son lejanos a su experiencia cotidiana como joven. No creo que haya nada criticable en ello. Si vemos los gustos de cada quien, todos (bueno, la gran mayoría) son respetables. Por un lado es verdad que los profesores imponen la lectura. Los libros que ellos recomiendan no están cercanos a las vivencias de sus pupilos y que la presión de una nota hace de una actividad enriquecedora una carga desagradable. Como profesor y como estudiante, soy consciente de tal situación.
Pero por otro lado, no podemos caer en el solipsismo de que sólo se lee lo que a uno le guste. El universo de libros es amplio, los autores son diversos en cuanto a calidad y popularidad. Hay libros realmente difíciles de leer (por ejemplo, El Capital del siglo XXI de Piketty) pero esas lecturas enriquecen porque nos sacan de la jaula de oro en la que vivimos: hay un mundo y una experiencia más allá que simplemente mi aquí y mi ahora.
El haber leído Las Venas Abiertas de América Latina me conmovió hasta el tuétano. Los libros de Fernando Vallejo han sido un antídoto contra ese conformismo y ese estado de negación permanente que ya son parte de nuestra colombianidad; el brasileño Jorge Amado me devolvió la capacidad de sorprenderme; MacBeth de Shakespeare es todo un tratado de cómo el mal no paga, así tenga efectos poderosos a corto plazo. Carl Sagan hace una advertencia acerca del analfabetismo funcional que cunde en nuestras sociedades. No podemos cerrarnos a los libros simplemente por no endulzarnos los oídos ni hablar de lo que ya sabemos.
Por mi parte, yo tengo 33 años y me gustan los videos de Germán Garmendia, son divertidos, me gusta la manera como se expresa y sé que para estar frente a una cámara no es fácil. Estoy convencido de que los youtubers serán el nuevo estándar y, como dijo Vallejo, serán la herejía hecha ortodoxia.
En Youtube también hay contenidos bastante educativos que se alejan bastante del estereotipo del muchacho o muchacha que hace piruetas frente a una cámara para tener más "likes". Para mi ha sido de gran utilidad aprender sobre la Segunda Guerra Mundial a través de documentales o ver la geografía o el aprendizaje de lenguas extranjeras de una manera más amena con canales como "Geography Now" o "LangFocus" (están en inglés para quienes dominen tal idioma)
Simplemente invito a todos, tanto adultos escandalizados por un youtuber chileno y su poder de movilización, como a adolescentes en la vanguardia tecnológica pero entumecidos por creer que lo único válido es aquéllo que habla de aquí y ahora a que conozcan y lean la historia; además no usen el lenguaje como político usando variopintos adjetivos para desacreditar a sus oponentes. No nos olvidemos que hay una industria editorial que en su búsqueda de ganancias da a la gente lo que le gusta, no necesariamente lo que los forme intelectualmente. No nos olvidemos que fuimos jóvenes y como la canción "...fuiste pachuco, también te regañaban, bailabas mambo, tienes que recordarlo..." y por sobretodo, no todo lo nuevo es bueno por ser nuevo ni todo lo viejo es inútil por ser viejo.
Abajo dejo un link de un intento que tuve de ser "youtuber". Realmente pararse en frente de una cámara no es fácil y mucho menos captar la atención del público.