Aunque las elites de los partidos tradicionales fundados a mediados del siglo XIX, se igualaban en ser católicos, terratenientes, funcionarios y comerciantes que casaban a sus hijos entre sus familias, el partido Liberal, siguiendo ideas civilistas de Santander y sus amigos, y el Conservador, apropiándose del nombre de Bolívar, supuestamente autoritario, tuvieron ideología y programas diferenciados.
Los azules, defensores del apego incondicional a la Ley y el Orden centralista, enemigos de la Libertad de esclavos, amigos del voto solo para los propietarios rurales, alineados con el fundamentalismo católico, al que, en la Constitución de 1886, con el Concordato, entregaron la educación, y más cercanos a la Inquisición y la persecución a los rojos.
Los liberales, como los radicalizados en 1863, durante la Convención de Rionegro, eran partidarios del Federalismo a lo yanqui, con gran autonomía de los Estados, libertad de imprenta, empresa y comercio, educación laica y hasta el divorcio.
Con el triunfo de Olaya Herrera y la Revolución en Marcha que implementó López Pumarejo en 1936, con las Reformas: Agraria, Urbana, Educativa y Laboral, el liberalismo intentó sacudir al país del marasmo colonial y de las corrientes fascistas que copió Laureano Gómez de Mussolini, cuando fue embajador en Italia.
Gaitán intentó retomar las banderas progresistas del liberalismo; pero la alianza de las oligarquías conservadoras-liberales con la CIA, que inició sus crímenes de la Guerra Fría, lo mataron el 9 de abril de 1948; desencadenando la violencia que desembocó en distintas guerrillas liberales convertidas en izquierdistas desde los 60, -canalizando el descontento de dirigentes políticos, intelectuales y juventud excluidos de la repartición del poder y recursos de la nación que hicieron liberales y conservadores-, cuando en 1958 acordaron el Frente Nacional para alternarse el gobierno durante 16 años, y en la práctica desdibujar sus diferencias ideológicas formando una especie de PRI mexicano.
“Recién expedida la Constitución del 91 llegamos a más de setenta ‘partidos’, pues bastaba con una curul en el Congreso para tener derecho a uno. Las posteriores reformas “políticas” que, como dijo mi profesor Jaime Castro, no han servido para mejorar la política, depuraron un poco la lista. A pesar de eso, hoy tenemos ‘partidos’ que salvo excepciones son solo cascarones vacíos de ideología y organización.
En efecto, según la MOE, hoy, con personería jurídica existen estos 28 ‘partidos’: Partido Liberal Colombiano, Partido Conservador Colombiano, Partido Cambio Radical, Partido Alianza Verde, Movimiento Autoridades Indígenas de Colombia (Aico), Partido Alianza Social, Partido Político Mira, Partido de la Unión por la Gente, partido de ‘la U’, partido Polo Democrático, partido Unión Patriótica (UP), partido Centro Democrático, Movimiento Alternativo Indígena Social (Mais), partido Comunes, partido Colombia Justa Libres, partido Colombia Renaciente, Movimiento Alianza Democrática Amplia, partido político Dignidad, Movimiento Político Colombia Humana, partido Nuevo Liberalismo, Movimiento de Salvación Nacional, partido Verde Oxígeno, Partido Comunista Colombiano, partido Liga Gobernantes Anticorrupción, Partido Demócrata Colombiano, Partido Ecologista Colombiano, partido político La Fuerza de la Paz, partido político En Marcha y partido político Fuerza Ciudadana.
Si a eso agregamos que solo en los dos últimos años –sin que se diera ninguna movilización real– fueron reconocidos doce supuestos nuevos partidos de los anteriormente mencionados, tenemos la prueba contundente de que lo que ha habido es una feria de personerías desprovistas de contenido político real.
Y ello sin contar las más extrañas siglas que se fueron quedando en el camino, como ‘Primero Colombia’, ‘Colombia siempre’, ‘Soy Porque Somos’, de Francia Márquez', y hasta ‘Tú’, del excomisionado Miguel Ceballos”. Escribe el ex Fiscal y ex Procurador General de la Nación, Alfonso López Mendez. (://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/alfonso-gomez-mendez/el-circo-politico-electoral-columna-de-alfonso-gomez-mendez-746040)
Por su ideología, -además de los partidos Liberal, del que se desprendieron el de la U, Cambio Radical, Nuevo Liberalismo y ahora Fuerza para la Paz; y el Conservador, identificado con el Centro Democrático y grupos cristianos-, si queremos ser un país serio, -tanto partidito y movimiento, surgidos más como negocios para cobrar reposición de votos y avales-, deberían desaparecer y unirse alrededor de programas y proyectos que los unen. Además, podrían conformarse otros dos grandes bloques: los de la Izquierda que ahora encabeza el Pacto Histórico más los movimientos de origen étnico que votaron por Petro; y de Centro o "Tibios", representados por Fajardo, Alejandro Gaviria y quienes se identifican con sus ideas y métodos.
Tantos partidos de cascarón y fundados más como negocios electorales, deberían integrarse como tendencias de grandes partidos con los que tengan más afinidad ideológica y programática y en los cuales deberían institucionalizarse mecanismos de democracia interna para escoger a sus líderes y candidatos.
De resto, estaremos condenados a la operación avispa de guerrillas, paramilitares, bandas criminales recicladas; además de religiones, universidades y partidos de garaje, obrando más como mafias de negociantes que como conductores de un país que necesita transformarse en una auténtica democracia.