En las primeras líneas de Historia universal de la infamia el escritor Jorge Luis Borges dejó el siguiente texto:
En 1517 el Padre Bartolomé de las Casas tuvo mucha lástima de los indios que se extenuaban en los laboriosos infiernos de las minas de oro antillanas, y propuso al emperador Carlos V la importación de negros, que se extenuaran en los laboriosos infiernos de las minas de oro antillanas. A esa curiosa variación de un filántropo debemos infinitos hechos: los blues de Handy, el éxito logrado en París por el doctor pintor oriental don Pedro Figari, la buena prosa cimarrona del también oriental don Vicente Rossi... la habanera madre del tango, el candombe (1).
Podemos pensar, como lo dice el texto, que uno de los infinitos hechos es “la habanera madre del tango” y es ese el tema que inquieta para la escritura de este artículo. El nombre habanera conduce pues a La Habana (Cuba), sitio del nacimiento de esta formación musical y es preciso entonces referirse a la génesis.
Pues bien, hablamos del siglo XIX cuando la habanera nace de la contradanza cubana y con esa riqueza musical de los cubanos se estudió y se le llamó de diferentes maneras, así: la habanera o tango, tango-habanera y la habanera de salón. También hay que agregar que la contradanza venía de Europa la country-dance o contradanza inglesa y allí en la isla fue tomando el sabor de la tierra, estuvo en el proceso de criollización.
La primera habanera escrita de autor anónimo es conocida con el nombre El amor en el baile, dejemos rodar algunos versos:
Yo soy niña, soy bonita
Y el pesar no conocí;
Yo soy niña, soy bonita,
Y el pesar no conocí.
Pero anoche, ¡ay mamita!,
Yo no sé lo que sentí.
Mi corazón latió así...
¡Ay!, yo creo se agita
Porque el amor entró en mi (...)
Es importante traer a este contexto el aporte de Zoila Lapique, escritora e investigadora de la historia musical de Cuba:
Esta canción significa mucho para la historia de la música cubana, pues puede considerarse una de las primeras piezas del género habanera, a pesar de su ligero parecido a un cuplé español, ya que muestra las características células A y C, siempre presentes en la habanera. Es la primera pieza hallada escrita para voz y piano que en su acompañamiento rítmico presenta el esquema llamado tango, cuyo uso estuvo reservado a la mayoría de las contradanzas del país, denominadas, por apócope, danzas habaneras (2).
Tanto la habanera como la guajira son ritmos llamados de ida y vuelta, es así que la habanera fue un ritmo protagonista que rebotó entre los puertos de España, y en los de América, son ejemplos Cuba y los puertos del Río de la Plata y otros. La dieron a conocer comerciantes y marineros. Muy lenta en el ritmo, con influencia del chotis. Hay teóricos como el maestro Horacio Salas, quien dice que el chotis también participó en la formación del tango.
Cuando el tango estaba germinando en el Río de la Plata, la habanera estaba en la fila de las músicas más conocidas, tanto que se escuchaba en todos los sitios que tuvieran que ver con el canto y el baile, como los peringundines, las pensiones y las casas de citas, donde además estaba la presencia de otros ritmos que se mezclaban. Es allí donde se van desarrollando y evolucionando los géneros populares, y decir luego que la habanera va marcando su influencia en la génesis del tango.
Entonces como ritmo de ida y vuelta, hablemos de la habanera en Europa, y para ello hay que tomar el nombre del músico vasco Sebastián Iradier, quien tuvo la oportunidad de viajar por Estados Unidos, México y Cuba. Después de pasar un tiempo en la isla compuso La paloma, habanera, que se volvió popular en América y en España.
También está en la lista de muchas de sus composiciones El Arreglito, pieza que fue tomada por el también músico Georges Bizet para la ópera Carmen y considerando que era un tema musical popular anónimo, no le dio el crédito a Iradier, así que la famosa aria del primer acto, la habanera, interpretada por la mezzo-soprano que encarna el personaje de la gitana cigarrera nos cuenta que “el amor es un pájaro rebelde”.
(1) Borges, Jorge Luis. Historia universal de la infamia. Editorial Emecé España.3° edición 1996.
(2) Tango Congo.