Algunas precisiones: la guerra no es entre los ‘buenos’ y los ‘malos’. No es la guerra de Ucrania sino en Ucrania. Es un enfrentamiento geopolítico, lo militar es solo la consecuencia.
La parte militar tiene más de ‘operación especial’ que de ‘invasión’. No comenzó con los ataques rusos sino con lo declaración como ‘Repúblicas independientes’ de dos provincias ucranianas del Dombás (Lugansk y Donetsk), y el esfuerzo por someterlas por parte del ejército Ucraniano desde el 2014 (ver Wikipedia: Guerra del Dombás)
El origen o la causa verdadera fue el propósito de los Estados Unidos a través de la OTAN de llevar su poder militar hasta la frontera rusa. La OTAN no es una ONG ni una organización política sino una fuerza armada, una Alianza Militar. Su razón de ser fue enfrentar la influencia geopolítica de la URSS, y cuando ésta se disolvió seguir enfrentando a Rusia.
Su estrategia política fue ir sacando de la órbita rusa a sus aliados del Pacto de Varsovia, expandiendo su modelo y su poder al vincularlos a la OTAN.
Se sabía que Rusia nunca admitiría el derecho de sus ‘enemigos’ a poner su poder militar en sus fronteras, y eso es lo que significaba el ingreso de Ucrania a la OTAN. Desde años atrás lo previnieron los más importantes analistas y académicos del mundo, entre ellos George Kennan, Henry Kissinger y Zbigniew Brzezinski, ‘genios de la geopolítica americana’. Pero sobre todo lo notificó Putin desde que subió al gobierno en el 2000 y lo confirmó en forma categórica en el 2007 cuando la Unión Europea no admitió a Rusia como uno de sus miembros (y se ratificó así la confrontación geopolítica, y la razón de tener una fuerza armada para respaldarla).
El disparador fue él ultimátum de Putin al poner los ejércitos rusos en la frontera Ucraniana exigiendo alguna seguridad de que ese Estado no se convertiría en parte de la OTAN. La respuesta a ese ultimátum con la declaración de la Unión Europea -entidad política y geopolítica- de que defendían ‘la libre decisión de los pueblos’ equivalió a la formalización de la guerra (era además inconsecuente con no haber asumido la misma posición ante el caso de las provincias del Dombás).
Son secundarios los detalles y las justificaciones de cómo se dieron los pasos del proceso que llevó a la confrontación armada (incumplimiento de compromisos, Acuerdos o Tratados; adhesión o anexión de unas antiguas Repúblicas Sovieticas a la OTAN; dualidad de culturas en Ucrania; alternancia en el Gobierno Ucraniano de representantes de uno u otro bando; etc.).
La realidad es que el pueblo ucraniano es la ‘carne de cañón’ y sufre las consecuencias de la prolongación de la guerra fría – o tal vez de la visión americana de su ‘destino manifiesto’, ya no limitada a expandir sus territorios desde el Atlántico hasta el Pacífico sino a la totalidad del planeta-.
Pero de todo esto salen conclusiones que vale la pena también precisar:
Occidente -o sea la zona del poder americano- había asumido que el modelo democrático debía imponerse en todo el mundo. Para eso participaron o apoyaron guerras en todo el planeta (Corea, VietNam, Siria, Irán, Irak ‘primaveras arabes’, Centro America, Afghanistan, etc.) retirándose después, dejando gobiernos enemigos en el poder y los países arruinados. En el caso ruso lo intentaron promoviendo las ‘revoluciones de colores’ en los países vecinos (Georgia, Bielorrusia, Armenia) donde fueron notificados por Rusia que no lo permitiría.
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Que los pueblos tumben a sus dirigentes acabando con el país no les ha funcionado a los americanos; ni el mecanismo de ‘sanciones’ en Irán, Cuba, Venezuela, etc., menos es de prever que tenga éxito con Rusia
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Ni las intervenciones militares ni las políticas por medio de sanciones han logrado el objetivo buscado por los americanos en prácticamente ninguna parte del mundo. El tratar de que los pueblos tumben a sus dirigentes acabando con el país no les ha funcionado; el mecanismo de ‘sanciones’ no les ha servido en Irán, ni en Corea del Norte, ni en Cuba, ni en Venezuela, etc., menos es de prever que tenga éxito con Rusia.
Rusia no es solo el poder antihegemónico de la época de la bipolaridad. Hoy tiene todavía el armamento nuclear, pero también buena parte del mundo depende de su gas, de su petróleo, de sus fertilizantes, de sus granos. Y no solo es muchísimo más poderosa que los ejemplos citados, sino tiene a China bastante más cercana que a los Estados Unidos o a Occidente.
Si estamos ante la expectativa de que Ucrania expulse a Rusia y de que los Estados Unidos le gane la guerra tanto militar como geopolítica a Rusia, nos espera una situación muy peligrosa. Eso no parece posible. Por lo menos parece imposible que Rusia lo acepte o permita; ¡quien sabe que tendría que pasar antes, para que se llegue a eso!