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La guerra del Mono Abello por su finca El Manantial que le quitaron por comprarla con plata de narco

La guerra del Mono Abello por su finca El Manantial que le quitaron por comprarla con plata de narco

Su regreso a Santa Marta después de 18 años de cárcel en EE.UU. fue por lo alto, y ahora lo que quiere son sus bienes, pelea que le costó otro año de cárcel

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febrero 12, 2025
La guerra del Mono Abello por su finca El Manantial que le quitaron por comprarla con plata de narco

El nombre del Mono Abello lo conocen muy bien en Santa Marta. Allí su nombre es casi una presencia que no se nombra directamente, como si al decirlo se activara un pasado que nadie quiere recordar y al que muchos le tremen. El exjefe del cartel de la Costa y uno de los socios de Pablo Escobar y su Cártel de Medellín fue alguna vez uno de los nombres más poderosos y también de los más temidos en el norte de Colombia y uno de los más perseguidos en Estados Unidos.

Desque empezó a traficar con marihuana en la época de la bonanza marimbera en los años 70, siempre quiso controlar la región con su poder, por eso no solo se relacionaba con contrabandistas, bandidos y narcos sino con los políticos del departamento, relaciones que ya fuera de la cárcel ha querido cultivar, entre otras para recuperar los bienes que la justicia le ha quitado.

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Por eso el pomposo matrimonio de María Alejandra Abello, una de sus dos hijas, con Juan José García Zuccardi, hijo de la excongresista Piedad Zuccardi y el dirigente liberal bolivarense Juan José García Romero, en la catedral de Santa Marta, en 2011, fue la consolidación de alianzas entre clanes políticos y económicos de la región, que le dieron al Mono Abello, respaldo en la región en la que sigue pesando su presencia.

Mono Abello - La guerra del Mono Abello por su finca El Manantial que le quitaron por comprarla con plata de narco
Por amenazar de muerte a la juez Tulia Cristina Rojas en Santa Marta lo capturaron y Salió de la cárcel por vencimiento de términos en octubre de 2024.

Nadie en Santa Marta duda de que los Abello siguen con réditos económicos mientras que la familia García Zuccardi ha mantenido una presencia significativa en la política colombiana, a pesar de los desafíos legales que han enfrentado algunos de sus miembros, como la historia del exsenador Álvaro ‘El Gordo’ García Romero, condenado a 40 años de cárcel, por su responsabilidad en la masacre de Macayepo.

Desde que José Rafael Abello Silva, salió de la cárcel de Estados Unidos, en 2007 donde pagó una condena por narcotráfico está en el país intentando recuperar a las buenas o las malas los bienes que compró cuando comerciaba con cocaína y marihuana y que la justicia le incautó, uno de ellos, es la gigante hacienda de 44 hectáreas llamada El Manantial, levantada a las afueras de Santa Marta, la ciudad donde José Rafael Abello Silva era amo y señor y le había sido decomisada por la Fiscalía en 2009, pero que extrañamente aún estaba ocupada por gente cercana al Mono Abello.

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El Manantial no es cualquier hacienda. Es una declaración de poder: 440.000 metros cuadrados de tierra que alguna vez pertenecieron a varias familias campesinas, a las que el Mono Abello les fue comprando hasta convertir El Manantial en una fortaleza y en una de sus propiedades más queridas. Allí construyó una casona de tres niveles, una enorme piscina y hasta llenó de lagos artificiales.

En El Manantial el lujo se mezclaba con el eco de los negocios ilegales de Abello. Y aunque hoy todo está en un completo abandono, como si fuese un pueblo fantasma, el Mono Abello se resistía a perderla y tenía gente allí cuidándola, aunque hace muchos años le pertenecía al Estado.

–Aquí manda él, pero ya no como antes –fue lo que le dijo uno de los cuidadores a los funcionarios de la Sociedad de Activos Especiales, SAE, cuando llegaron a tomar posesión de la gigante finca. Según él, su patrón es ahora un hombre tranquilo que se ocupa solo de sus tierras, de sus animales, que prefiere mantenerse lejos de los ruidos. Pero no es tan así. 

Los conflictos que ha tenido el Mono Abello últimamente han sido por recuperar bienes que considera suyos. Estuvo en la cárcel La Tramacúa casi un año por amenazar a la Juez Tulia Cristina Rojas, quien falló en contra suya en un intento por recuperar lujosos bienes que le habían incautado a su esposa. Salió de la cárcel por vencimiento de términos en octubre de 2024. También, según la denuncia del economista Camilo Dávila Villareal, el Mono Abello, lo habría golpeado con una pistola, cuando realizaba una inspección a un costoso predio en Santa Marta, vinculado con Abello, pero que en documentos es de Dávila Villareal.

Los inicios del Mono Abello

La historia del Mono Abello al que muchos aún le temen, arrancó en los 70. Mientras el mundo se movía entre cambios sociales y políticos, en las laderas de la Sierra Nevada de Santa Marta empezaba a moverse una economía clandestina que dejaba grandes ganancias, se le conoció como la bonanza marimbera. José Rafael Abello Silva fue uno de los protagonistas de aquella era. Abello Silva se inició como "marimbero", como se les conocía a los traficantes de marihuana. Empezó usando las rutas que conectaban las montañas con las costas del Magdalena y La Guajira. En poco tiempo, a sangre y fuego, se convirtió en jefe del negocio.

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La hacienda El Manantial es un terreno de 44 hectáreas que legalmente estaba en manos de la SAE, pero que relamente la tenían personas cercanas al Mono Abello.

Pero llegó el momento en que la marihuana ya no era el mejor negocio. La cocaína pasó a ser la joya de la corona. Abello se alió con Pablo Escobar, y se convirtió en una pieza clave del Cartel de Medellín, manejando las rutas y los negocios en la Costa Caribe, así como los cargamentos que salían por esta región del país. Al lado de Escobar, el Mono Abello adquirió gran poder y llegó a ser considerado el cuarto hombre en la jerarquía del cártel y quien controlaba las rutas marítimas que enviaban cargamentos de cocaína hacia Estados Unidos.

Sin embargo, su crecimiento económico no pasó desapercibido y las autoridades tanto nacionales como extranjeras empezaron a seguirle la pista. En 1987, tras ser descubierto negociando un cargamento en Aruba, fue capturado y extraditado a Estados Unidos. Abello Silva fue condenado a 30 años tras las rejas. Pero solamente purgó 18 años. Regresó a Colombia en 2007, encontrando que gran parte de sus propiedades estaban en manos del Estado.

Después de casi dos décadas, el Mono se hizo sentir cuando regresó, quería reclamar su historia. Algunos lo recuerdan como un hombre carismático y otros, como una figura temible que representaba el lado más oscuro del narcotráfico en la Costa Caribe. El Mono Abello es hoy uno de los pocos símbolos vivos de aquella época sangrienta en la que los fajos de billetes y las toneladas de cocaína eran las que mandaban en Colombia.

Abello Silva es el reflejo de las contradicciones de una región donde los poderes económico y político coexiste con historias de sangre, tráfico, poder y ambición. Abello se mueve actualmente por Santa Marta en camionetas blindadas y escoltas, sintiéndose aún el ‘patrón’ de esta ciudad donde tejió una red que lo llevó a las cumbres del narcotráfico y cuyo legado aún perdura en la memoria de los samarios y del país.

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