En la edición de la Revista MI ZONA, del periódico El Tiempo, del 26 de septiembre pasado bajo el titular “La sinvergüencería de los del SITP” los Reporteros Ciudadanos Vecinos Edificio Navarra culpan de todos los males del sistema de transporte a los conductores de los buses del SITP, expresando: “…los conductores de estos buses siguen haciendo lo que quieren. Todo el tiempo están causando accidentes, cometen toda clase de arbitrariedades. ¡Estamos aburridos de estos conductores, que son los mismos que manejaban los buses de la guerra del centavo!”
En estos días tuve la oportunidad de preguntar a un conductor del SITP sobre la forma como ellos son actualmente remunerados por su trabajo y me expresó lo siguiente:
“La empresa me programa una serie de recorridos para el turno de trabajo, en el que yo debo entregar el bus del último turno, por ejemplo, a las 5:00 p.m.. Si las cosas van bien, a esa hora yo podré irme para mi casa a estar con mi familia. Pero si por alguna razón, por lluvia o por trancones durante el día, el último recorrido lo termino a las 5:45 p.m., esos 45 minutos adicionales no me los pagan. Entonces cuando un conductor ve que se acerca la hora de entregar el bus y se siente retrasado empieza a andar más rápido, se salta paraderos o coge atajos por fuera de la ruta para llegar más rápido, porque de todas maneras ese es un tiempo en el que no va a ser remunerado.”
Como en Bogotá los problemas de movilidad son la regla, el conductor del bus siempre tendrá las de perder y es con su salario como pagará los problemas de movilidad de la ciudad, sobre los cuales él no puede hacer nada para corregirlos.
Una de las principales causas de los problemas del sistema está entonces en la perversa forma de remuneración de los conductores, en la que con cara gana el empresario y con sello pierde el conductor, y al final los paganinis somos la ciudad, los usuarios, el conductor y las vidas que se pierden en los accidentes.
La guerra del centavo no ha terminado, simplemente ha cambiado de forma.