Cuando Boris Yeltsin gobernaba en Rusia, un joven Vladimir Putin llevaba una carrera política que iba en tiempo récord en ascenso. Empezó en 1996 como vicedirector del departamento de Gestión de Bienes y en tan solo tres años ya era el Primer Ministro Ruso y futuro candidato a la presidencia. La crisis desatada en los años que Yeltsin estuvo en el poder tocó fondo a finales de 1999 y el mandatario no tuvo más opción que renunciar a la presidencia.
Un Putin de 48 años se encontró así de forma anticipada con la presidencia de Rusia, un 31 de diciembre de 1999. Su primer decreto firmado fue para garantizar la inmunidad del recién salido Yeltsin y luego de eso enfrentó una de las principales problemáticas que nunca pudo resolver Yeltsin: la guerra chechena.
Chechenia era una provincia rusa que quedó en poder de los rebeldes chechenos que proclamaron la República Chechena, pero la llegada de Putin cambió eso por completo. El recién posesionado presidente inició la segunda guerra en dicho territorio (la primera había sido perdida por el gobierno ruso de Yeltsin) que esta vez si logró ganar.
El movimiento separatista checheno, apoyado por grupos terroristas islámicos, fue derrotado por el Gobierno de Putin que logró de esa forma recuperar los más de 17 mil kilómetros cuadrados del país que estaban bajo el control total de los rebeldes. Para algunas personas, esto tiene similitudes con la Zona de Distensión de San Vicente del Caguán que Andrés Pastrana le concedió a la guerrilla de las FARC.
Esto se convirtió en un verdadero problema en Colombia y fue el principal aspecto sobre el que Álvaro Uribe Vélez cimientó su campaña política para llegar a la presidencia en el 2002. Putin llegó en enero y en tan solo un mes combatió con mano dura a los chechenos. Así de rápido se convirtió en el político más popular y querido de toda Rusia, hecho que dio pie a que ganara en marzo del 2000 las elecciones presidenciales con más del 50% de los votos.