En el siglo XIX, cuando no existían los celulares con Whatsapp para enviar flores, aparece el telégrafo, un aparato que nace en Europa para enviar mensajes urgentes y ordenes de guerra.
Primero llegó a países como México, en donde algunos de los pobladores de Ciudad de México estaban sorprendidos al ver cómo llegaban las noticias de la batalla de Puebla, ocurrida el 5 de mayo de 1862. Algunos asustados decían: "Hay noticias de la batalla de puebla y toda llega por ese tiqui-tiqui". Era la batalla que evitaba la invasión de los franceses al país azteca.
Durante la presidencia de Manuel Murillo Toro (1864-1866) llegó el telégrafo a nuestro país y es destacado como un gran avance en las comunicaciones por personajes como Salvador Camacho Roldan, ministro de fomento en 1871 durante el último año de la presidencia de Tomás Cipriano de Mosquera, y el señor Medardo Rivas.
Ellos a su vez critican el atraso industrial con el que llega este medio y las malas instalaciones en las primeras líneas telegráficas manejadas inicialmente por el ingeniero norteamericano Guillermo Lee Stiles, discípulo del pionero en esta área Samuel Morse.
Este aparato fue rescatado por García Márquez cuando quiso contar la historia de sus padres a través de un amor en los tiempos del cólera, relato recreado en la Colombia de la década de 1870, cuando Florentino Ariza quería enviarle los mensajes a Fermina donde fuera que ella estuviera.
En la guerra de los Mil Días, época de Aureliano Buendía, muy lejos de donde égul estaba, en la población de Nariño ubicada en el hoy departamento de Cundinamarca, nace la guerrilla Ave Negra, con muchas misiones a su cargo.
Estos rebeldes, bajo el mando del Coronel Alberto Saravia operaban en el recorrido del ferrocarril de Girardot " la mula de hierro" como era conocido el tren en aquellos tiempos y ellos cada que podían tenían como objetivo volar las vías para que no llegara el armamento a su destino pero a su vez debían cortar los cables de telégrafo y así evitar que llegaran las noticias de la guerra a los diferentes puntos de la geografía nacional.
Cuando esto sucedía muchos como el General Pablo Emilio Bustamante aprovechaban para utilizar otro medio de comunicar las noticias: la impresión de ellas escritas desde el punto de vista rebelde, construía cometas y lanzaba los boletines para que los combatientes de ambos bandos vieran como avanzaba la guerra desde el campo de batalla.
Esta guerrilla fue desintegrada una vez se firmó la paz tanto en el acorazado Wisconsin, la hacienda "Neerlandia" en cercanías a Ciénaga , en la hacienda cafetera "La Liberia" de Viotá entre otras, y el telégrafo volvió a su funcionamiento para evolucionar a los marconis y telegramas aun con la llegada del teléfono hasta que el progreso también extinguió esta forma de comunicación.