La fiebre del oro arrasa sin tregua las selvas y los ríos de Colombia. Son 98.028 hectáreas que se han convertido en piscinas químicas de agua, lodo y mercurio hechas a punta de retroexcavadoras y dragas, que rasgan metros de tierra en busca de un gramo del mineral, cuyo valor es más alto que el de las exportaciones de cocaína. A pesar de los esfuerzos por formalizar a los pequeños mineros y quitarle el sustento de la guerra a los grupos armados, nada parece ser suficiente. De ahí que el Ministerio de Minas apuntalara una estrategia para terminar con la minería ilícita, que ha sido declarada un problema de seguridad nacional.
Antioquia (40.201 hectáreas), Chocó (35.105) y Bolívar (10.642) son los departamentos más azotados por la Explotación de Oro de Aluvión (EVOA), aunque Córdoba (4.976) ha empezado a aumentar en el último año. Este tipo de minería, de la que el 66% se hace en la ilegalidad, inicia con la cacería de nuevas peñas, como se le conoce a la parte donde está el oro. Para conseguir un gramo, las retroexcavadoras suelen remover de cinco a 30 metros cúbicos de tierra, dependiendo del lugar. Una vez se encuentran visos del mineral, se mezcla la peña con agua para ser lanzada a un canalete con ayuda de una draga y después, le aplican mercurio para que ayude a que las partículas doradas se peguen.
A kilómetros de altura, satelitalmente, los cráteres desiertos que deja el EVOA están apareciendo en 12 de los 32 departamentos del país. La minería ilícita se ha convertido además en una de las causas principales de la deforestación. De ahí que el viceministerio de Minas - ahora en cabeza de Sandra Sandoval- haya firmado un convenido de cooperación en 2019 con la UNODC y la embajada de Estados Unidos para adquirir un visor geográfico y así rastrear casi en tiempo real el avance. Para esto tiene integrados las bases de datos del Instituto Humboldt, la ANLA, el IDEAM y el IGAC, Parques Naturales y la Agencia Nacional de Tierras.
Una vez se encuentran los focos de EVOA, inicia el trabajo conjunto entre el Ministerio de Minas y Defensa para acabar con drones y operativos en territorio con las minas. Es el coronel David Orlando Pabón, Comandante de la Brigada Contra la Minería Ilegal del Ejército Nacional, el encargado de viajar a los departamentos para cerciorarse que el operativo se cumpla. Fuego y dinamita hacen parte de la estrategia para acabar con las retroexcavadoras, los campamentos y las dragas que consumen los ríos del país.