A la Guajira debe tratársele como se merece, con respeto, dignidad, equidad y oportunidad de desarrollo; valorando nuestras condiciones en los diferentes aspectos, para considerar, sintetizar y consolidar lo que tenemos y servirnos en el entorno territorial del Caribe. Las unidades administrativas se fortalecen de acuerdo al engranaje participativo y contributivo, a los diseños y planificaciones que se proyecten para materializarlo en hoja de ruta. La unión hace la fuerza, siempre y cuando se articulen las integraciones de las piezas componentes sincronizadas en las operaciones y manejos.
El proyecto RAP Caribe prendió alarmas en la Guajira por la ubicación rezagada en que la colocan en el orden de prioridades para el desarrollo que se persigue y proyectan hacia el futuro. Los guajiros no es que se opongan y estén en contra del RAP, lo que no queremos es nos releguen a un segundo o tercer plano. La Guajira es solvencia económica que debe repercutir más interna que externamente, para no depender del residuo que nos dejen y tiren las perlas del Caribe. No exigimos más que lo justo, lo que nos corresponde, de manera natural. No necesitamos tutores que nos administren, ni podemos aceptar la victimización plasmada en el territorio peninsular con la explotación de los recursos naturales, arrebatándonos los derechos de regalías, sin haber contado con solidaridad colectiva en favor de los territorios mineros que sufren el deterioro terrenal y las contaminaciones ambientales de las explotaciones de minerías e hidrocarburos, justificadas en el derecho en el subsuelo.
Las opiniones, foros y debates sirven para informar lo relativo a la planificación proyectada en el documento RAP Caribe frente a las perspectivas de conveniencia e interés para la Guajira. Si en el mismo no hay intenciones de buena fe, ni facilidad de oportunidades para el progreso y continuamos sujetos a dependencia, ¿para qué jugarle a una unidad regional inequitativa que nos rezague?
La Guajira es un territorio próspero, pasmado y estancado por el abandono y la indiferencia del gobierno nacional y la dirigencia política representativa, quienes son los mismos que proponen y promueven el RAP (Región Administrativa Planificada del Caribe). ¿Por qué en vez de pretender vincular forzosamente a la Guajira en el proyecto no socializaron en mesa de trabajo los planes? Esto, para que sobre el mismo se hubiese integrado con la participación de las oficinas de planeación tanto municipales y departamentales, a las comunidades étnicas y afrodescendientes, coadyuvadas con los planes de desarrollos y ordenamiento territorial. Todo parece ser que se continúa con reservas en los asuntos públicos para presentarlo y divulgarlo, de manera somera y superficial editada, ocultando el fondo de los contenidos textuales, esquivando explicaciones y aclaraciones sobre dudas y preguntas que se formulen. ¿Para qué manipular y engañar con falsas expectativas y esperanzas inciertas?
El territorio guajiro es un potencial energético, turístico e industrial, con ubicación fronteriza y territorial indígena que deben reconocerse e incluirse en el documento RAP para asociar la vinculación en la citada planificación. De lo contrario, ¿cuál sería nuestro sentido de pertenencia?
Fabuloso tener una unidad sólida en la Costa Caribe, pero no solo para beneficiar algunos distritos capitales en prioridad. En segundo lugar, a los departamentos de los referenciados distritos y en tercer lugar, los demás; incluida la Guajira, más cuando disponemos de la mayor extensión marítima, mayor producción de energía, convencional y alternativa (eólica y solar) de manera permanente; de donde podemos deducir las condiciones propicias de explotación económica, de gran utilidad y beneficios que ofrece la Guajira. Exigir y reclamar reciprocidad proporcional es un derecho que nos asiste en beneficio del territorio.
Los guajiros en vez de dividirnos en favor o en contra del RAP Caribe, más bien debemos unificarnos y condicionar la vinculación a la inserción de necesidad y prioridades, en armonía y anexión con los planes estipulados y descritos en el documento en favor de los demás departamentos vecinos. El departamento tiene garantizado a futuro los medios económicos para emprender el desarrollo y progreso del territorio peninsular, sin que tengamos que necesitar de recursos de otros departamentos de la región Caribe. Si el objeto de la unidad es de apoyo y correspondencia mutua del RAP, sin mala fe, en forma proporcional y equitativa, resultaría positiva. Pero si no, es más que copiar y repetir, los antecedentes injustos vivido. ¿Cuál es la gracia? ¿Qué nos traten como borregos y los extraños tomen y apropien nuestros derechos e intereses económicos? Encendamos las alarmas de la conciencia para reaccionar ahora, antes de que tengamos que callar, lamentar y sufrir eternamente por pasividad y fatalidad de los que nada hicieron o traicionaron por interés personales. “La voz del pueblo es la voz de Dios”, “La unión hace la fuerza”.
