Están de moda las ternas y los partidos, pues son ellos los que las conforman y los que dan avales a los candidatos. Es esta casi que su única razón de ser. En eso, ni la militancia y mucho menos la doctrina, son factores determinantes; verbigracia, Antenor Durán Carrillo el más rojo de los liberales en la Guajira con aval del Partido AICO y Nelson Rodolfo Amaya el más azul de los conservadores con el aval del Partido de la ASI. Ambos pasaron de un partido a otro sin cambiar discurso ni ideología.
Un exdirigente conservador, hoy del Centro Democrático, decía que se puede renunciar de un partido e inmediatamente entrar a militar en otro. Por estos días hay un interés inusitado por saber la militancia política del gobernador encargado. Son varios los derechos de petición que han requerido este tipo de información y, además, dónde votó la última vez y es probable que la parte interesada quiera saber por quién. Lo más interesante es que a Weildler Guerra Curvelo, gobernador encargado de la Guajira, en la selección de su gabinete eso no le ha interesado en absoluto.
Él ha establecido una forma diferente de gobernar. Su gabinete por donde se le mire es técnico y equitativo desde el género; su conformación debió convertirse en una noticia nacional por la forma como lo armó. Se han realizado un sinnúmero de análisis en los diferentes “congresitos” para acomodar políticamente a los diferentes secretarios; pero, hasta el momento les ha sido imposible descifrar de quiénes son cuotas políticas Otto Vergara o Francisco Robles Chávez y se han escuchado grandes desatinos que rayan en el absurdo.
Está probado que los partidos no tienen política y la política no tiene partidos, ni nacional ni regionalmente. Los partidos son meros ropajes momentáneos para coyunturas y competencias electorales. ¿Cuál es el interés de determinar la filiación política o partidista de alguien que en los últimos 14 años no ha mostrado ninguna militancia activa y, al contrario, su producción académica e investigativa muestra en qué ha estado ocupada su mente?, ¿acaso su producción bibliográfica y su participación en eventos científicos no nos indica que se ha mantenido al margen de la politiquería?
Por otro lado, esta administración ha planteado una nueva forma respetuosa de relación con diputados, alcaldes, y más importante aún, con el poder central. Nunca antes el presidente de la república y su gabinete en pleno se había reunido tantas veces con las fuerzas vivas de la sociedad guajira. Si hay algo que desde ya toca reconocerle al gobernador encargado es haber recuperado la institucionalidad y haber destapado la olla podrida del cartel de las demandas en contra de la administración departamental.
Dos cosas por resaltar que aparentemente no tienen nada en común. Ha bajado el estigma de la gran prensa centralista. Ya se refieren al personaje en la gobernación en términos positivos y nadie lo asocia con los líderes políticos encarcelados, que como he dicho en otras ocasiones, amén de la presunción de inocencia, los guajiros sabemos en nuestro fuero interno que no son inocentes y lo segundo, nadie de la clase política tradicional está conforme con el gobernador encargado, lo que se podría leer que está haciendo las cosa bien dado lo turbio de la política regional.
Algo importante que se nota es la timidez de las precandidaturas al Congreso, por la falta de los recursos del erario y de la maquinaria puesta al servicio de casas políticas. Es costumbre que el gobernador desde muy temprano comienza a perfilar a su candidato con la contratocracia y con la mermelada a sus diputados, familias y amigos. Qué bueno que la politiquería no se vislumbra en los momentos actuales. ¿Será por esto que se quiere sacar al gobernador encargado con eso de las ternas y la filiación política?
