Dice un dicho que “a veces es mejor andar solo que mal acompañado”. Eso es lo que le está ocurriendo al departamento de La Guajira. Allí el olvido y menosprecio del Estado centralista bogotano desde hace varias décadas y una inoperancia administrativa regional mezclada con dejo y corrupción están llevando a los habitantes de esta rica pero olvidada región en recursos naturales y lugares paradisíacos a la desesperación: están pensando en organizarse para conformar un movimiento independentista, el cual se denomina República Independiente de La Guajira.
Que esta idea siga adelante, tome fuerza y se convierta en un dolor de cabeza para Bogotá —como pasa con Cataluña para España, Escocia para el Reino Unido o Quebec para Canadá, entre otros— depende hoy y ahora del gobierno enclaustrado en las cómodas oficinas bogotanas, cuyos gobernantes manejan el país como una finca donde tienen unos capataces para engañar a la comunidad y unos matones para asesinar, amedrentar y maltratar a los que protestan.
Para los habitantes del resto del país pensarán que el tema de la independencia de La Guajira es una locura, pero recordemos que el mundo ha estado lleno de grandes “locos inventores, genios creadores o gestas impensables”. Además, cuando un padre no atiende las necesidades de sus hijos, más cuando estos tienen recursos económicos importantes y suficientes para vivir bien, estos jóvenes optan por buscarse la vida de forma independiente y administrar sus bienes, sin prestar atención a las quejas. Eso es lo que ha venido ocurriendo con el Estado colombiano y sus diferentes gobiernos en referencia con La Guajira.
En el imaginario de los colombianos está La Guajira, si la del Almirante Padilla y su historia hecha canción por Rafa Escalona con el barco que llegó a Puerto López y lo dejó arruinado. Y no la del prócer negro nacido en el corregimiento de Camarones en el municipio de Riohacha que se hizo marinero y ayudó a la gesta libertadora de Bolívar con la batalla naval más importante de la época como fue la del Lago de Maracaibo hasta alcanzar el grado de almirante.
La Guajira se conoce como tierra paradisíaca; con personas bravías, alegres, bullangeras, “mamadoras de gallo” amables y acogedoras; con los indígenas wayúu como insignia; con sol, mar, desierto, playas, arena, sal, gas y carbón; con el acordeón y el canto del cardenal; con sus ovejos, chivos, pescados y mariscos, entre otras riquezas. Ubicándose estos más al centro y norte. Olvidándose que hacia el sur y el piedemonte de la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía del Perijá sobreviven otras etnias olvidadas como los arhuacos (o ikas), los wiwas, los kogis y los kankuamos. Donde hay tierras ricas y productivas en ganadería y aptas para productos de pancoger, con lugares exóticos que entre verseadores, parrandas y melodías vallenatas cantan sus alegrías, penas y tristezas de desamores y decepciones como la que hoy cantan y lloran los guajiros por el abandono en el que los tiene el centralismo bogotano.
Colombia un Estado filicida, explotador, etnocida e irresponsable
Más de 5 mil niños de la etnia wayúu muertos de física hambre, sed y enfermedades que hoy son curables no es buena carta de presentación para un Estado y gobierno colombiano indolente, es un padre que comente filicidio por acción y omisión. Que no educa a sus hijos, los cuales tienen como aula un árbol y que solo conocen un computador por dibujos pintados en cartón, que mientras el mundo avanza la tecnología 5G, esos niños no conocen que es un teléfono ni fijo no celular, que se saben las notas del himno de Venezuela porque la señal de la radio colombianas no se captan, y ni qué decir de la televisión.
Colombia es un Estado que no se preocupa por que estos guajiros vivan en un techo digno, que no encuentran trabajo digno y donde se vive del rebusque, niños, adultos y ancianos que cuando estos se enferman no saben qué hacer y el miedo de la muerte les ronda y que a pesar que ese enfermo tiene riquezas en bruto, no puede pagarse su cura. Situación que fue plasmada por el maestro Leandro Díaz en su composición vallenata Soy: “Aquí en Colombia todo lo bueno está planeado pa’ los de arriba. Y los de abajo sigue viviendo, sin pan sin techo, sin medicina”.
Colombia un Estado con gobierno corrupto, explotador, ladrón, contaminador y bufón que solo va por el mundo diciendo mentiras e intentando encubrir sus fechorías y asesinatos de centenares de líderes sociales y excombatientes de la antigua guerrilla de Farc y engañando incautos recolectando dinero para una paz de los sepulcros que el propio gobierno traiciona e incumple.
Ese es el padre-Estado de La Guajira, del cual nos avergonzamos, sin embargo ese gobierno central se olvida que la Nación Wayuu (tenemos territorio, lengua y tradición) existía cuando los arijunas (hombres occidentales) llegaron al territorio para invadirnos, dividirnos, someternos y explotarnos.
Protestas al orden del día
Por estos días los habitantes de La Guajira adelantan protestas cívicas, pacificas, convocadas por diversas organizaciones sindicales, sociales, indígenas y comunitarias, las cuales son expresiones de rechazo al saqueo de los recursos de la región y desatención del gobierno nacional a estas comunidades, las cuales son golpeadas por la pobreza y miseria.
Exigen educación superior de calidad, con la nacionalización de la U. de La Guajira, transporte y alimentación escolar; una red hospitalaria eficiente que salve vidas; derecho al servicio de agua potable en sus hogares; detener los arbitrarios cobros y recortes de energía de la Empresa Electricaribe. Arreglo de las principales vías que conectan al departamento y que a pesar de pagar peajes caros son intransitables y peligrosas que han dejado un alto saldo de muertos y heridos por accidentes de tránsito. Exigen políticas públicas en seguridad ciudadana y que las autoridades garanticen la vida de los líderes sociales, los cuales están siendo amenazados y asesinados en el territorio nacional; los guajiros piden el abastecimiento de combustible a esta región de frontera; la no aplicación del fracking en los territorios. ¿De qué le ha servido a La Guajira haber sido dotada de la mina de Carbón más grande a cielo abierto del mundo? Para enriquecer las multinacionales, a los corruptos del gobierno nacional y dejarle la contaminación y el hueco a los habitantes de La Guajira o como dijo el difunto Hernando Marín: “Pa’ los monos el carbón de piedra y pa’ nosotros que comamos mierda”.
Sin embargo, estos guajiros son la modernidad de la esclavitud moderna ya que protestar es un delito y pedir lo que les corresponde es una altanería para el gobierno central el cual su única respuesta es enviar a los gorilas del Esmad para reprimir, Estado y gobierno que como padre cobarde en vez de atender y escuchar el clamor y llanto de un niño que pide un pan o un vaso de agua le da correa para que se calle. Que no se equivoque el gobierno, al cual le recordamos que el último reducto indígena, la última etnia sometida en la hoy Colombia cuando la época de la invasión de Castilla, fue la bravía Nación Wayúu.
Solo nos toca decir como el padre de Amilcar Calderón compositor vallenato: “ Si pa’ morir solo hace falta tener vida. Y mientras haya vida quedan esperanzas, me animan las palabras que decía mi padre, Que al guajiro hasta la muerte le llega tarde. Y entonces por qué llorar así, si no puedo morir ahora, si hay vida para ser feliz y vida pa’ buscar la gloria”.