¿Comeré hoy? Así tituló un artículo el periódico español El País en su versión digital el pasado mes de octubre. También mencionó que en el mundo se produce comida suficiente para alimentar el doble de la población mundial, que actualmente asciende a 7.300 millones de personas; sin embargo 800 millones aguantan hambre, el equivalente a 17 veces la población colombiana.
Son muchas las causas, por ejemplo los desastres naturales, pandemias como el ébola, desastres naturales como consecuencia del cambio climático, el desempleo, la pobreza, etc. Pero quizás una de las peores causas es la indiferencia, la corrupción y la ausencia de políticas públicas que atienda de manera efectiva esta lamentable realidad.
En Puerto Carreño, Vichada, es muy común que sus habitantes salgan a comer en la noche, existen varios lugares que ofrecen diferentes comidas típicas y rápidas como empanadas, pasteles, churrascos, salchipapas, hamburguesas, chorizos, caldos, etc. Toda una variedad para calmar muchos antojos.
Lamentablemente, he notado últimamente el aumento de la mendicidad en los niños indígenas, quienes en grupos, con sus caras sucias, descalzos, desgreñados, pero aún con una sonrisa inocente, estiran sus pequeñas y tiernas manos pidiendo algo de comer. Una noche se me acercaron tres veces, diferentes niños pidiendo comida.
¿Qué podemos hacer para atender a esta población vulnerable? ¿Existe un censo de cuántos niños indígenas en Puerto Carreño se encuentran en esta situación? ¿La oficina de asuntos indígenas de la gobernación de Vichada está tomando cartas en el asunto? ¿Qué hace al respecto el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y la Defensoría del Pueblo? Son interrogantes que quizás cualquier ciudadano se hace cuando observa tan lamentable escena.
Creo que las instituciones encargadas de velar por los derechos de los niños tienen la obligación y el deber de, conjuntamente, buscar una solución integral al abandono de los niños indígenas de Puerto Carreño, de Vichada y del país. No es tolerable que evadan la responsabilidad que les asiste.
Muy seguramente estos niños tampoco acceden a ningún programa de atención a la primera infancia como de cero a siempre, es por eso que propongo a los gobiernos municipal, departamental y otras instituciones encargadas de la niñez, la creación de un centro especial para la atención integral de los niños pertenecientes a los diferentes grupos étnicos, una institución que les brinde comida, salud, educación, recreación y otros servicios que les permita una vida digna. De esta manera no seguiríamos viéndolos, ya adolescentes, borrachos y prostituyéndose, como también ocurre hoy.
