La Guajira llora lágrimas secas

La Guajira llora lágrimas secas

"Los corruptos están dejando morir a nuestros niños"

Por: Juan Pablo Valderrama Pino
agosto 11, 2014
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La Guajira llora lágrimas secas
elespectador.com

Un problema que viene desde aproximadamente el año 2008 ha empezado a cobrar relevancia ahora que las cosas parecen salirse de las manos. Se están muriendo los niños en la Guajira. “Juya nos abandonó”, así empieza un artículo publicado por el diario El Tiempo, citando las palabras de una niña wayúu.

Para realizar la reflexión que hoy me he propuesto, citaré algunos artículos.

“Según datos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), reportados por la Fundación Juan Felipe Escobar, entre 2008 y 2013 murieron 4.151 niños, de los cuales un alto porcentaje estaba en estado de desnutrición y sufría enfermedades prevalecientes de la infancia.” (El Tiempo, 11 de agosto 2014).

Mientras que otro diario dice: “De acuerdo con Arismendy [director de Planeación de La Guajira], entre 2008 y 2013 han muerto 2.969 niños menores de cinco años en La Guajira, quienes en su mayoría, pertenecían a comunidades indígenas como las wayuu, wiwa, kogui, arhuaco y kankuamo.” (El Espectador, 26 de marzo 2014).

Sin embargo, no sólo son los niños quienes mueren, los “animales también han sido víctimas del círculo fatal que representa la sequía, según lo dejaron ver los ganaderos en una reunión con el Delegado para Asuntos Agrarios y de Tierras de la Defensoría.

Han muerto 7.000 cabezas de ganado en lo que va de 2014.” (El Tiempo, ibíd.).

Ante esta situación de muertes en serie tanto de seres humanos como de animales, podemos preguntar casi que instintivamente ¿Qué ha hecho el Estado al respecto? Bien, nuestro soberano Estado colombiano ha invertido millones de millones para solucionar el problema de la sequía, desnutrición y muertes, y han sido millones invertidos desde el 2008, y los niños han seguido muriendo, igual que los animales. “Mucha ha sido la plata que se ha invertido en los últimos 8 años para atender los problemas generados por la sequía y la desnutrición, pero acciones y cifras resultan insuficientes ante la inclemencia de la naturaleza.” (El Tiempo, Ibíd.).

No tengo que estar empapado del tema para sospechar que algo extraño ha sucedido con esos dineros, o al menos con la ejecución de los proyectos (que en últimas es casi lo mismo). Es común que en Colombia las millonarias cifras encuentren distracciones en el camino, llegando tarde a su objetivo, llegando incompletas o, simple y vulgarmente, desapareciendo. A veces los «doctores» que a «mucho honor» manejan las instituciones públicas se sienten atraídos por dineros que se supone servirán para trabajar por la gente que sufre en carne viva las bofetadas de la naturaleza o cualquier otro fenómeno, producido por hombres o animales.

Pero la reflexión no es sobre la infinita corrupción política, quiero que nos enfoquemos en un fenómeno que hoy día hace parte de nuestras conversaciones sociales (aunque parezca sacarnos del tema): Gaza. Esto con el objetivo de hacer un contraste, tal vez imprudente, pero en definitiva pertinente.

Según un artículo de la BBC publicado el 26 de julio 2014, cerca de 185 niños palestinos murieron tras la operación Margen Protector. Se contabilizaron 798 muertes, pero lo que nos interesa a todos, lo que más toca nuestra sensibilidad humana, son los niños, así que enfoquémonos en ellos tal como el mundo lo hace. Otros artículos mencionan distintas cifras, realmente no sé cuántos niños muertos van en el enfrentamiento entre las fuerzas armadas de Israel y el pueblo palestino. En las redes sociales he visto que han contado hasta el doble de los que han muerto en la Guajira durante 8 años. Un titular dice que ya no quedan niños en Gaza.

El 5 de agosto 2014 fue publicado por La Jornada un artículo diciendo que la cifra de niños muertos ha ascendido a 392 y al menos 2.500 niños heridos, sin contar adultos y ancianos.

El punto es el siguiente: toda guerra es asquerosa y aberrantemente horrible, indeseable, detestable, inmunda; siempre muere gente inocente, especialmente niños. En la guerra la crueldad humana no tiene límites, la sed de sangre aumenta. Pero (y fijemos aquí nuestra atención), mientras los colombianos gastamos nuestro tiempo insultando a Israel por un tema bastante problemático, indignándonos por esa batalla manchada de muchos asuntos extraños a nivel político; mientras llenamos nuestro perfil de facebook con imágenes de solidaridad con Palestina y acentuando el rechazo a los judíos; mientras maldecimos tal impacto letal tan desproporcionado sobre gente inocente, nos olvidamos de los 8 años de muerte que el departamento de La Guajira ha venido soportando (y eso por mencionar una de las tantas calamidades que corroen nuestra sociedad desde sus inicios).

No estoy diciendo que la guerra entre Israel y Gaza sea o no importante, de ninguna manera quiero decir que esos niños muertos no merecen nuestra atención y todos los sentimientos que nos generan. Son importantes y lo que allá sucede es algo completamente alarmante. Lo que quiero decir es que mientras allá (bien lejos de aquí) están matando niños, en Colombia (y bien cerquita de Cartagena) estamos «dejando» morir a nuestros niños.

Los corruptos están dejando morir a nuestros niños guajiros y nuestros animales. ¿Qué mayor criminal puede existir sobre un político que primero mira sus intereses particulares en vez de cumplir con sus labores sociales? El Estado tiene que vérselas con un abanico de problemas. Se trata de una cantidad casi que infinita de problemas y es evidente que nunca alguien logrará satisfacer al 100% las necesidades de una población (a duras penas lo logra uno mismo para sus intereses personales). Sin embargo, un Estado que no es capaz de reconocer situaciones de extrema gravedad como lo que está sucediendo en La Guajira y ejecutar con rectitud soluciones de impacto, es un Estado inútil, incompetente, dañado.

Si es por el tema de muertes de niños, pensemos también en África, donde desde hace siglos todo el mundo entero ha sido testigo de los inimaginables niveles de desnutrición infantil. La desgracia se multiplica más rápido que las buenas obras en todas partes. Quisiera que fuera más notorio nuestro compromiso social con los que están cerca de nosotros. Al que está lejos nos costará mucho trabajo ayudarlo, pero al que está cerca, al menos es más fácil llegar a su necesidad.

Hace pocos días en Cartagena  se realizó un Galotón, donde se reunieron miles de litros de agua y muchos alimentos para donarlos a la población afectada por la sequía en el departamento que hoy, especialmente, reclama nuestra mirada (pensemos en el Chocó, Amazonas, sólo por mencionar esos dos). Tenemos que organizarnos radicalmente para atender las necesidades más urgentes de nuestro pueblo, pues, ¿Cómo podemos sentirnos patriotas para algunas cosas como el deporte y no cuando otro colombiano está en inmenso dolor? Si no somos capaces de sentir dolor por los nuestros (no nuestros familiares, hablo del otro-colombiano), estamos jodidos. No sé cómo hacer para ayudar pero buscaré una manera de hacerlo, los invito a todos a encontrar una manera de llegar a estos niños y así, a otros sectores de la población que necesitan auxilio, y si nosotros los colombianos, los del pueblo, no extendemos nuestras manos, ¿quién lo hará, el extranjero, el Estado?

Cosas horribles suceden en los barrios de nuestras ciudades, entiendo que cada comunidad está dotada con una porción de desgracias que van más allá de nuestra imaginación, y nuestra lucha como ciudadanos es velar por el bienestar social, no pensemos en términos de utopía, seamos realistas y aceptemos que hemos venido siendo un pueblo descarado, flojo y cruel, y me atrevo a decir que mucho más cruel que aquellos que asesinan gente inocente en una guerra, porque nos acostamos en el abandono. En el Estado, los maniquíes se pelean por mejores puestos, sueldos, beneficios políticos que engordarán sus carteras; no les basta con tener más de 3 comidas al día, más de una camioneta, calefacción, viajes, ropa lujosa, también tienen que evitar que otra gente, esa que no piensa ni siquiera en hacer política, disfrute al menos de una cierta estabilidad para vivir en buenas condiciones. Sus sonrisas se fundamentan en la sangre que derraman.

Busquemos una forma de ayudar, ya sea apoyando las iniciativas que ya se están desarrollando o desarrollando nuevas ideas, pero sobre todas las cosas, por el dios en el que crean, por favor, no nos quedemos sin hacer nada, no nos engordemos viendo Caracol y RCN, hagamos algo, el tiempo de moverse es ahora, los problemas son interminables y más vale empezar hoy, porque mañana ya es tarde.

Artículos citados:

• http://www.elespectador.com/noticias/nacional/cerca-de-3000-ninos-han-muerto-guajira-seis-anos-articulo-483128

• http://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/730-dias-sin-lluvia-288-mil-millones-destinados-y-4151-ninos-muertos/14364975

• http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/07/140726_gaza_conflicto_israel_numeros_yv.shtml

• http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2014/08/05/cifra-de-ninos-palestinos-muertos-por-ofensiva-israeli-en-gaza-asciende-a-392-unicef-5716.html

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