“El turismo debe ser un nuevo petróleo para Colombia en términos de ingreso” fue la expresión que se le escuchó al presidente Iván Duque en la Vitrina Turística de ANATO 2019. De igual manera en la visita estratégica que realizó la vicepresidente Marta Lucía Ramírez, quien junto a su equipo de trabajo, arribó al territorio del departamento de La Guajira, entre otras cosas, para decir algo que está dicho, redicho y sobrediagnosticado hace décadas: el turismo es otro de los tantos potenciales de La Guajira.
No hay nada más cierto que esto, pero al igual que el turismo, el territorio de Padilla tiene otras potenciales que igualmente están diagnosticadas hace rato. Como dice el dicho popular “el que mucho abarca poco aprieta”, hace años se habla de que el departamento de La Guajira es de esas zonas estratégicas en el mundo para el desarrollo de energía solar y eólica, dada la cantidad de sol y vientos que se presentan en el extremo más norte del territorio, pero que aún no se logra implementar como debe ser. La legalidad de la frontera y volver la mirada al mar son de los temas sobre el escritorio hace mucho tiempo.
Ante esta situación habría que tratar de responder un pregunta clave: ¿por qué no se logra la implementación de por lo menos un potencial de los ya conocidos? La respuesta ha de ser clara: debilidad administrativa. En los últimos 9 años han pasado por la gobernación más de 10 gobernantes, y se está a la espera de otro en este año ante una posible terna para terminar el presente período. Todos han pasado sin poder tomar unas decisiones claras o continuar con planes establecidos como ejes de trabajo. Y sí, debe ser claro, son los hacedores de políticas públicas los encargados de definir la hoja de ruta hacia dónde va la actividad productiva del departamento. Ellos deben definir, si es agricultura, turismo, energías renovables, en fin, todo el modelo económico del departamento lo planean ellos.
Hoy, muchas personas hablan del turismo en el departamento como la panacea, hablan de este tema con mucha agitación y entusiasmo. Lo realmente cierto es que la explotación turística del departamento, actualmente, es como un diamante en bruto el cual necesita pulirse muy bien para que pueda dar brillo. Para que exista un desarrollo turístico eficiente se debe garantizar la implementación de tres (3) factores claves: vías de acceso y pasajes aéreos a precios competitivos, prestación de servicios públicos esenciales de calidad y confort en el servicio hotelero (junto de estos tres se debe sobreentender que también se debe garantizar, la legalidad, el emprendimiento, la seguridad, servicios de transporte eficiente, entre otros).
Las vías que atraviesan todos los municipios, desde La Jagua del Pilar hasta Riohacha, son literalmente una travesía, hay lugares por donde es mejor salirse de la carretera; la cantidad de accidentes fruto de la invasión de carriles por evitar huecos, tiene un número grande y creciente. Quiere decir esto que, para un conductor inexperto que desee conocer la historia de la Gota Fría, el pueblo donde nació Silvestre Dangond y Diomedes Díaz, o quizás enamorado por la vida de Leandro Díaz o la canción de la Molinera de Escalona, entre otras cosas, significa dejar partes de su carro en la vía. Ni hablar de las carreteras veredales.
El consumidor del turismo es muy exigente, busca descansar, busca confort, busca la adecuada prestación de servicios públicos, como energía eléctrica, agua y una buena conexión a Internet, temas particulares donde la mayoría del territorio guajiro es una incógnita. La Guajira, aunque ha avanzado, no tiene la capacidad en infraestructura para desarrollar el potencial turístico del que se habla en Bogotá. Por otro lado un pasaje en avión de Bogotá a Riohacha no es barato, no se consigue un boleto a un precio inferior de $200.000 pesos. Si se compara este precio con otros destinos similares, como Santa Marta, Cartagena y Barranquilla, en la misma temporada, es mucho mejor ir a las ciudades antes mencionadas. Los destinos con los que compiten las tierras guajiras, son a todas luces desiguales, hay allá un mayor desarrollo turístico, mejores vías, mejores hoteles, más servicios exclusivos, frente a las inexploradas bellezas guajiras. Aún con todas estas falencias, es hacia la explotación del sector turismo que se deben dirigir gran parte de las energías de los próximos gobernantes, estadísticas del ministerio de comercio indica que por cada 20 personas que pisen el territorio guajiro, se genera un empleo formal.
Desarrollar las potencialidades del departamento de La Guajira es una buena alternativa, pero en las condiciones que se encuentra el diamante requiere mucho más que buenas intenciones y palabras. Se requiere que el Estado y los gobernantes de turno se pongan de acuerdo, desarrollando planes de gobierno similares, donde se toquen ejes centrales y para definir de una vez por toda cuál de los tantos potenciales disponibles se deben desarrollar.