El 26 de septiembre de 2016 en la edición No. 2.077 de Diario del Norte de La Guajira se publicó una nota de mi autoría titulada “El nobel de paz y las muertes de los niños wayuus”. En ese entonces aún no se sabía del nobel del presidente y el máximo líder de Nueva Guajira no había sido encarcelado ni se tenía idea de la histórica condena del ex gobernador Gómez.
En esa columna de opinión escribí textualmente: “Santos debe convencer a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que no es su responsabilidad la muerte de los niños wayuus y está decidido a meter preso, si es preciso, a todos los miembros de la clase política de La Guajira. No son los corruptos provincianos los que van a impedir que un aristócrata capitalino cumpla con su sueño dorado”. El artículo cierra diciendo “Por eso señores, aquí aún no ha pasado nada. ¡Tres gobernadores presos no son suficientes!”
Desde esa fecha ha habido sindicados, capturados, encarcelados, sentenciados, procesados y como dicen en el barrio Arriba de Riohacha “no ha habido trapo para la diarrea”. Si cayó preso un ex gobernador siendo su hijo presidente de la Cámara de Representante y muy amigo del presidente de la República, qué queda para los demás. Ahora bien, se han escrito miles de párrafos en las redes sociales con la idea de que en todas partes hay corrupción y sólo se combate en La Guajira o el discurso vago de defensa de la región en contra de los cachacos.
“Mal de muchos, consuelo de tontos”. Aunque los más grandes casos de corrupción no están en La Guajira, pues no se manejan esos montos de dinero, el escándalo nacional en los medios de comunicación tiene enfocado solo a la clase política regional como cortina de humo para tapar Odebrecht, Reficar y otros. Podría ser, pero entonces, ¿No hay corrupción en La Guajira? ¿Son falsos los cargos contra todos los que hoy están siendo procesados o presos? Dejémonos de vainas; quien comete un delito debe pagar su pena.
Lo único objetable de todo es que parece que se juzgaran a todos en el departamento. Cuando habla la prensa nacional cualquier guajiro sensato se siente ofendido; algunos titulares se parecen mucho a lo que escribían los cronistas de indias de los indígenas de nuestro territorio, cosas como “salvajes en grado extremo” y al parecer así nos siguen viendo. Nosotros hemos incidido en que esa imagen se mantenga al elegir bandidos en los cargos públicos y manejar la cosa gubernamental como lo hacemos.
Vergüenza debería darnos que.se roben la plata de la comida de los niños desnutridos y hambrientos. Eso es un crimen de lesa humanidad. La desnutrición infantil es uno de las principales causas de transferencia intergeneracional de pobreza y desigualdad, inhabilita el desarrollo cognoscitivo de los infantes y afecta su estado de salud de por vida; además de convertirse en un pesado gravamen del futuro para las nuevas generaciones. Este flagelo no es solo un problema prioritario de salud; también es un fuerte impedimento para el desarrollo.
Así pues, bienvenidas las medidas audaces para combatir el delito que campea impunemente en nuestras instituciones y que ha hecho de La Guajira un departamento fallido desde lo social, humanitario y político. Restablecer el tejido institucional como plantea el fiscal no es más que la verdadera efectividad de los organismos de control. ¿Quién gana o pierde con esas medidas ¿Quiénes le temen a la intervención? ¿Hay alguna entidad púbica en La Guajira que esté exenta de corrupción?
